El hotel Only YOU de Atocha no es solo alojamiento y eventos, también ofrecen una oferta gastronómica muy interesante de la mano del chef Javi Mora. En la última planta de este hotel ubicado en un enclave perfecto, se encuentra SÉP7IMA, la azotea donde se encuentra el restaurante que cuenta con una terraza desde la que apreciar el skyline de Madrid y donde el equipo de cocina te deleitará con los platos de ofrecen.
En esta ocasión, acudíamos a SÉP7IMA para probar la nueva carta compuesta por 7 platos inspirados en los pecados capitales, acompañado del correspondiente maridaje.
El Coolinómetro
Comenzábamos el menú con el primer plato, la IRA: Tartar de salmón con salsa cremosa de jalapeños y algas, pero no era un tartar al uso, se trataba del salmón rodeando la crema de jalapeño, finalizado con crispy rice que aportaba ese crunchy al plato que hizo que se convirtiera en, probablemente, mi plato favorito del menú.
En segundo lugar, tocaba la ENVIDIA: alcachofa asada, espuma caliente de chirivía y vainilla con vieira y aceite de carabinero. Este es el plato que compite con el anterior en posicionarse como mi favorito. La salsa que acompañaba las alcachofas y las vieiras era una pasada, con un sabor muy especial y umami.
Continuando con la degustación, llegaba la AVARICIA: Spaghetti nero, salsa de tinta thai, carabinero y pesto de pistacho. Sabéis que mi perdición en la vida es la pasta, por lo que tengo un listón elevado con ella, por lo que era un plato que estaba muy bueno y que el toque thai era muy curioso combinado con el pesto, pero no fue el plato que más destacaría del menú.
Venía el cuarto plato y, de aquí en adelante, lamentablemente, el nivel fue bajando. Seguíamos con la LUJURIA: Rape asado, aceituna y escabeche templado. Este plato era de los que más ganas tenía de probar cuando leí el menú porque me gusta mucho el pescado, especialmente el rape, y porque es difícil comer buen género en casa, sin embargo, me decepcionó profundamente. No solo no sabía demasiado a aceituna, un sabor que al principio gusta y sorprende, y más si te gusta la aceituna como a mí, pero que terminó siendo repetitivo. Por otro lado, el rape no era un rape de calidad, no estaba lo tierno y suelto por dentro que debería haber estado.
Con el siguiente plato, remontábamos un poco la velada porque soy un auténtico amante de la oreja y de la casquería. Llegaba la PEREZA: Brioche de oreja, salsa brava con kimchi y tartar de gamba con aliño japonés. Me gustó más que el rape y más que lo que vendría después, pero me pareció un plato un tanto ostentoso por el tartar de gamba que coronaba el brioche ya que, con una buena oreja a la plancha, que estaba realmente buena y muy crujiente, no hace falta poner más elementos, y más cuando no combinan del todo.
Llegábamos prácticamente al final de la noche y nos presentaban la SOBERBIA: Lomo de cerdo de bellota, mole, pico de gallo, guaca-humo y suero costeño. Por lo que nos contaba el chef, este plato viene inspirado por su experiencia en México, donde estuvo trabajando unos años además de en otros países, pero en mi opinión la carne y la salsa de carne que la bañaba no combinaba del todo con el pico de gallo y el guacamole y suero costeño. Parecía que México estaba metido con calzador en este plato. Disfruté mucho la carne, porque era muy buena carne, estaba al punto perfecto y se deshacía prácticamente en la boca, pero la combinación con el resto de elementos no me encajaba.
Llegaba el final. Poníamos el broche de oro con GULA: Lingote de chocolate y wasabi. Sabéis que no soy el mayor fan del dulce ni de los postres, que siempre es mi parte menos favorita de las comidas, y es que este postre en especial me resultó muy dulce y empalagoso. Quizás sea yo que los dulces no son mi punto fuerte.
En definitiva, para mí se trata de un menú excesivamente ambicioso que quiere mezclar influencias mexicanas, tailandesas y japonesas pero que acaba convirtiendo los platos en una buena oferta por separado pero que junto parece un sinsentido. Como ejemplo y como comentaba con el brioche de oreja y el lomo de cerdo, son buenos productos y una buena concepción de plato pero que, por querer llevarlo más allá, se termina convirtiendo en un plato sin coherencia ni conexión.
En este sentido de la poca coherencia, también se aprecia desde el momento en el que los platos no se relacionan con los nombres del pecado capital, que debería ser lo que da sentido a la inspiración del menú- Por ejemplo, el primer plato de la IRA, pensé que iba a ser coherente por la crema de jalapeño, pero era tan poco picante que no hubo ira por ningún lado. Habría que intentar ligar más el storytelling del plato con el pecado capital que lo inspira.
Comida: 7
Trato del personal: 9,5
Ambiente: 8,5
Precio: Por degustar los 7 platos inspirados en los pecados capitales: 132 euros.
Localización: 8,5