Actor, impulsor de la escena voguing española y voz no binaria en la escena actual, Asier Rikarte habla sin filtro sobre identidad, precariedad, referentes y la necesidad urgente de abrir nuevos espacios en la ficción.

Desde que empezó en su adolescencia en el mundo de la interpretación, Asier Rikarte no ha dejado de explorar los límites de lo actoral, lo queer y lo político. Actor no binario, performer y parte activa de la escena ballroom, Rikarte es de esas figuras que no buscan encajar, sino generar preguntas que aún no se han dado en la sociedad que vivimos para hacernos recapacitar. Habla sin miedo de la precariedad, de la belleza de lo fluido y del poder de interpretar desde el margen.

 

IDENTIDAD Y REPRESENTACIÓN

 

¿Lo de querer dedicarte al mundo de la interpretación de dónde viene?

 

Supongo que de querer ser visto. Sonaría mucho más bonito decir que viene de querer cambiar el mundo o de querer ayudar a los demás, pero aunque no subestimo lo que supone esta profesión, si tuviese un deseo tan puro y estuviese tan entregado a los demás, estaría en otro lugar del mundo.

 Desde pequeño he estado actuando y bailando. Me pasaba horas en mi habitación solo disfrazándome y actuando y me aprendía todos los diálogos de He-Man y los recreaba con la película de fondo. También escribía cuentos y luego los interpretaba. Hubo una época en la que estaba obsesionado con la WWE y escribía en un cuaderno los guiones de lo que me imaginaba que iba a pasar en los siguientes capítulos.

 Es un poco una pulsión y una cuestión de simplemente disfrutar imaginando y siendo otra cosa.  Tiendo a ser bastante caótico y ansioso a la hora de tomar decisiones y de organizar mi día a día, también me cuesta ser constante o coherente en tener una identidad y en repetir un patrón, por eso me resulta liberador salir de mi y construir un camino aparte desde unas pautas ya marcadas.

 

¿Quién dirías que es tu principal referente?

 

Tengo muchísimos referentes. Me costaría elegir unos pocos. Algunos han sido mi inspiración desde pequeño y  luego he  tenido la oportunidad de trabajar con ellos y de conocerlos. Muchos son “intelectuales” o artistas de renombre, pero también tengo como referentes a amigos míos que viven al margen del sistema, que no tienen un trabajo, que se  buscan la vida de otra manera y que generan cultura desde espacios autogestionados.

Si me preguntas por las personas mas renombradas te diría que:

Antonia San Juan, Pedro Ruiz Cespedes, Maribel Verdú, Carmen Machi o Gracia Querejeta  son referentes que me han dado grandísimos consejos y de los que he aprendido muchísimo.

También he bebido de grandes leyendas de la cultura ballroom como Kiddy Smile o he  podido conversar y aprendes de iconos como Jack Mizrahi o Nikki Gucci.

Y he aprendido de escritoras punkis y queers como Itziar Ziga o Josebe Iturrioz, que forman parte ya de un legado muy largo de militancia y que han asentado bases teóricas de la actualidad.

Y si miramos más lejos, también me han enamorado e inspirado artistas y referentes como Lorca, Kate Moss, Kurt Cobain, Valerie Solanas, Paul Preciado, Anna Delvey, Almodóvar,  Jessica Lange Ryan Murphy o McNamara.

 

 

Eres una persona no binaria visible en la industria. ¿Qué obstáculos y qué oportunidades has encontrado en ese camino?

 

Creo que he tenido la suerte de demostrar mi versatilidad y mi habilidad para interpretar distintos personajes. No negaré que a veces se vincula erróneamente  la imagen y la personalidad que un actor tiene en su día a día con los personajes que debería interpretar, dejando de lado la esencia de nuestra profesión.

Sé de sobra que si cambiase mi aspecto y decidiera tener una apariencia más “clasificable” o “normativa” (aunque no soy muy fan de esa palabra) tendría muchas más oportunidades. Pero también creo que mi límite es poner en juego mi felicidad y mi derecho a ser yo mismo en paz. Y que el tomar decisiones basadas en tu propia voluntad y en tu forma de ver el mundo te otorga autoría y fuerza como creador.

 

Sé de sobra que si cambiase mi aspecto y decidiera tener una apariencia más “clasificable” o “normativa” (aunque no soy muy fan de esa palabra) tendría muchas más oportunidades.

 

¿Cómo influye tu identidad en los papeles que eliges o en la forma en que los interpretas?

 

No sé jaja. Mi identidad es fluida, soy flexible con mi manera de experimentar el mundo y de presentarme ante él. Creo que la fluidez y la flexibilidad son cualidades importantes en un actor. Pero tampoco me quiero tomar muy en serio a mi mismo. Disfruto jugando y permitiéndome experimentar. A veces lo haré mejor y otras peor.

 

 

¿Hay algún papel soñado que te encantaría interpretar y que aún no hayas hecho?

 

Muchos jaja. Me gustaría interpretar ese tipo de personajes que exigen mucha creatividad y entrega, en los cuales dejas un poco de ti. Hay actores que han conseguido construir personajes que ya forman parte de la historia de la ficción y que no hubieran sido como son si los hubiera construido otra persona.

Si te respondo desde un lado menos serio y más divertido te diría que también me encantaría interpretar al Anticristo, a un SchoolShooter, a un Vampiro, a un superhéroe o formar parte de una BioPic interpretando a un artista o figura, trabajando en cada detalle con cuidado y recreándolo.

 

En cuando a lo queer. La industria muchas veces va abanderada de ello pero, ¿verdaderamente hay un ambiente de libertad y expresión a día de hoy?

 

Ni en lo queer ni en muchos otros aspectos creo que haya demasiada libertad.

Si la hay es basándose en parámetros de rentabilidad económica, como en cualquier otra industria.

Creo que hemos hecho grandes avances y he podido ver como directores o productores apuestan por la vanguardia y la ruptura en lugar de por lo “fácil”, pero queda mucho por hacer.

Me gustaría que los actores y actrices nos atreviésemos a hablar y a reivindicar más. Muchas veces no lo hacemos por miedo y por egoísmo (y me incluyo). Tenemos miedo a perder oportunidades en una profesión tan inestable y no le echamos huevos, pero luego ves  a Ana Belen o a Marisa Paredes hablándote de cómo era ser artista bajo una dictadura y te das cuenta de que nos hemos acomodado demasiado y de que nos falta valor.

 

Me gustaría que los actores y actrices nos atreviésemos a hablar y a reivindicar más.

 

A nivel de España, ¿qué es lo que identificas como más queer de verdad? 

 

No creo que me corresponda a mí juzgar. Personalmente pienso que lo queer tiene que ver con lo que se hace, no con una identidad o una palabra. Está claro que el mainstream se alimenta de las vidas y de los lenguajes  que viven al margen y que no vemos protagonizar series o películas. No creo que siempre haya que buscar lo queer en películas o libros.

 

Personalmente pienso que lo queer tiene que ver con lo que se hace, no con una identidad o una palabra.

 

TRABAJO ACTORAL Y PROYECTOS ACTUALES

 

‘Desagertuta’ / ‘Desaparecido’ presenta un personaje queer enfrentado a un entorno hostil. ¿Cómo fue interpretar a Iker? ¿Qué resonancias personales encontraste en él?

 

Es un chico gay que va al instituto en Euskadi. Pero es muchísimo más que eso, no hemos querido que se quede en una historia triste de bullying y desesperanza. Iker se enfrenta a un contexto terrible de violencia e incomprensión, pero no he querido que esa sea toda su historia. Porque yo he sido una persona queer y he podido ser feliz, soñar, querer y luchar. Quería que Iker fuese protector con sus amigos, que supiera escuchar, que hiciera reír, que pudiera ser sexy, irónico y divertido, aunque también sea vulnerable y llore y muchas veces se de por rendido. No somos una sola cosa, no somos víctimas perfectas, también tenemos un lado oscuro, también podemos ser malos o poderosos.

 

 

Me daba muchísimo miedo recrear un personaje estereotipado, porque aunque los directores también han apostado por una visión más completa, a veces es fácil caer en el cliché cuando se narra una historia de bullying y homofobia.

 

No ha sido un proceso del todo fácil, he llorado y he sufrido bastante y han sido meses de recrear escenas muy duras en las que se muestran todos sus traumas.

 

Solo espero que si hay un chico en Euskadi que haya pasado por lo mismo  y que vea esta serie y vea a Iker, pueda sentirse identificado e inspirado de una forma positiva. Espero con todo el corazón haberlo hecho lo mejor posible.

 

En ‘Zoomers’ interpretas a Jackass, un personaje muy distinto a Iker. ¿Cómo te preparaste para encarnar a alguien tan impulsivo y centrado en la adrenalina?

 

 No puedo contar demasiado sobre la serie pero puedo decir que me encantó interpretar a Jackass. Es un personaje de hecho, completamente opuesto a Iker. Es bruto, muy alocado y salvaje. Lo trabajé desde el cuerpo y la comicidad.

 

 

¿Cómo fue trabajar con Óscar Pedraza y el elenco internacional de Zoomers?

 

Óscar tiene una gran capacidad para hacer llevar acabo su visión y dirigir a todo el mundo hacia un objetivo pero con muchísimo cariño. Sabe liderar desde un punto muy bonito y siempre te escucha y te hace sentir seguro.

 Cuando empezó el proceso de ensayos, me estuvo enseñando muchísimas referencias que inspiraban a JackAss. Referencias del mundo del Punk y el Rock y escenas como la de Jesús Quintana lamiendo una bola de bolera en el Gran Lebowski.

El elenco era un elenco joven de distintos países (España, México, Portugal…) y todos eran súper majos  la verdad.

 

¿Notaste alguna diferencia entre la industria mexicana y la nacional?

 

 Bueno, al estar rodada en Madrid con un equipo mayoritariamente español no notas demasiada diferencia en realidad.

 

¿Qué libertad o retos te da el cine independiente que no te da el mainstream?

A veces te da muchas libertades y otras muchas limitaciones. Es más libre y te permite sentirte muy realizado pero evidentemente, también es más precario, así que te hace más difícil vivir de esta profesión.

 

Aparte de estos últimos papeles, has trabajado con grandes referentes a nivel nacional como es Carmen Machi (‘Mañana Es Hoy?). ¿Cómo fue esta experiencia? ¿Te dio algún consejo que a día de hoy conservas?

 Aprendí muchísimo, me dio muchísimos consejos y me marcó un montón.

 

Si pudieras hablar con el Asier de 15 años, cuando empezó a debutar, ¿qué le dirías?

Pffff que paciencia. Que se prepare. Que va a pasar muchas temporadas de no trabajar y de no tener dinero, que ahí es cuando más va a aprender y a evolucionar. Que trabajando en un call center o en un casino también te lo pasas muy bien y conoces a gente increíble.

 

CULTURA BALLROOM Y VOGUE

 

Eres parte de la ‘House of Gucci’ dentro de la escena ballroom. ¿Qué significó para ti encontrar ese espacio?¿Cómo llegaste a él?

 

 Conocí la cultura ballroom a los 18 porque estaba bailando Vogue torpemente en una discoteca de Pamplona (‘El cavas’) y Anuar, mi primera madre Ballroom se me acercó a hablar y me enseñó a bailar con más gracia. Desde esa noche, me enseñó un mundo nuevo, me cuido y me abrió las puertas a esta cultura.  Y empezamos a bailar todos los fines de semana en la calle y a montar eventos para poder conocer a otras personas en Pamplona y generar una familia y un punto de encuentro y de disfrute que ha ido evolucionando y creciendo con los años.

House of Gucci es familia y es legado. Bebí de las raíces de la cultura ballroom y de una herencia cultural de arte y militancia que nace en Nueva York  (contra el VIH, el racismo y la transfobia) gracias a las mujeres trans negras. Estoy muy muy  feliz de formar parte de esta familia y de rodearme de gente tan única.

 

 

¿Cómo ha influido el ballroom en tu forma de habitar tu cuerpo, tu presencia escénica y tu proceso creativo?

 

Ballroom te prepara para la vida real. Para desenvolverte en este sistema y poder construirte una vida. Las balls tienen normas y estándares estrictos para juzgar las categorías. Si no das el 100% y trabajas bien tu categoría, te tienes que enfrentar a un chop (que es como una eliminatoria o una negación a la que puedas competir con otros en la categoría). Si llegas un segundo tarde a tu categoría, no puedes participar (por mucho dinero que te hayas gastado en tu look y muchos meses de esfuerzo que hayas pasado para prepararte).

Es dura, pero el objetivo que tienen las personas que llevan muchos años en esta cultura haciendo cumplir estas normas es el de enseñarnos sobre la vida real, el de enseñarnos a sobrevivir y a ver lo que puede costar ganarse la vida y esforzarte por ser reconocido.

 

Me ha enseñado sobre esfuerzo, determinación y valentía.