Entrevistamos al artista italiano Cibo para conocer más a cerca de sus murales

La lucha contra el odio fascista se combate con street art de frutas, verduras y comida muy colorida

Dicen que el arte es el alimento del alma. Pero si además este arte combina la lucha contra el movimiento fascista a través de comida, es mucho más. Puede que cuando Cibo comenzara a pintar sus primeros murales no fuera consciente de la revolución que estaba creando. Pero sus gestos están llegando ahora, gracias a las redes sociales, a generar un movimiento de lucha contra este radicalismo. Y puede que incluso cubrir estas pintadas neo-nazis, que Cibo comenta en numerosas ocasiones, era simplemente una necesidad o deber que él sentía como ciudadano, haya creado un nuevo tipo o concepto de escuela combativa de arte urbano.

Convirtiéndose ahora en un ejemplo a seguir en su ciudad natal (Verona), continúa cubriendo el odio y la ignorancia incluso cuando los radicales vuelven a pintar sobre el muro que había cubierto, añadiendo toppings o salsas a los alimentos o creando un lettering sobre los diseños. Aunque tiene un propósito crítico como el de Banksy, podríamos decir que la mayor diferencia no es tanto en estilo (que también, ya que el artista de Bristol hace uso de la técnica del stencil en la mayoría de ocasiones) sino en el propósito final. Mientras Banksy, que se oculta tras el anonimato, combate contra desigualdades globales y hace crítica al sistema de consumo y la política actual en momentos o acciones concretas, Pier Paolo Spinazzé tiene el objetivo de luchar contra lo que vive más de cerca, con menor crudeza estética que Banksy pero podríamos decir que, con acciones bidireccionales que le diferencian de él: no sólo es un puro acto de revolución o crítica contra el movimiento neo-nazi, en cuanto a impacto social (al igual que Banksy), sino también un ataque directo al grupo radical, anulando por completo sus reinvindicaciones de odio, a través del colorismo que aporta cada una de las piezas que Pier Paolo diseña como covers.

El pasado año, Cibo dio un paso agigantado tras su último trabajo. Comisionado por la Asociación Apo Scaligera en Zevio, fue invitado a crear el mural más grande de Veneto: una superficie de 1.110 metros cuadrados. La fachada, forma parte de una de las paredes laterales de la sede de la Asociación de Productores en Ponterosso, empresa hortofrutícola del área de Verona, fundada en 1997 por la unión de importantes cooperativas del sector.

¿Cuánto tiempo hace que pintas murales?¿Por qué empezaste?¿Siempre ha sido street art de gastronomía?

Llevo 22 años viajando, con diferentes firmas, dependiendo del tema que estoy diseñando. Durante algunos años lo he estado haciendo como trabajo, y tengo la oportunidad de trabajar mejor en los proyectos que me confían.

¿En qué momento decidiste que ibas a tapar las pintadas radicales?

Hace 11 años, un amigo mío fue asesinado por neofascistas y desde entonces he trabajado para encontrar una manera de luchar contra ellos.

Mis armas eran creatividad y belleza, y llevé a los radicales a un campo hostil: la cultura.

El uso de alimentos ha sido esencial porque cubro lo «malo» con lo bueno. Sencillo, directo, apolítico y compartido por todos.

¿Qué sentiste la primera vez que viste que volvían a pintar sobre tu mural?

¡Estaba muy feliz! Me dieron la oportunidad de humillarlos en la calle una y otra vez. Cada vez los murales se hacían más hermosos y completos y la gente se hacía preguntas. Hay murales que están diseñados porque su odio es parte de la receta, así que puedo agregar ingredientes. Son idiotas, no se dieron cuenta de que los usaba y sin ellos no serían tan famosos.

¿Piensas que has podido crear un movimiento?

A menudo doy conferencias en las escuelas para motivar a otros, pero el objetivo no es tanto pintar en las calles, sino estimular el sentido cívico. Cada uno con su arte y sus habilidades pueden mejorar su ciudad. Sin embargo, un movimiento es casi imposible de hacer, no todos tienen mi pasión y dedicación, he dedicado mi vida a esta causa, a menudo recibo amenazas y hay lugares en Verona donde no puedo ir, precisamente porque el fascismo es un problema grave.

¿Cómo está la situación en Italia?

Nosotros somos la fruta. Muchos pensaron que Berlusconi era lo peor, pero ahora la situación es dramática. El ministro Salvini con sus proclamaciones es el mal ejemplo que un ejército de héroes ignorantes toma para cometer cualquier tipo de crimen racista, contra la libertad de expresión y el respeto en general. Es muy grave que los mismos discursos que hizo Mussolini hace 80 años se hagan hoy también. Odio porta odio, no irá bien.

¿Has pensado en realizar alguna acción fuera de Italia?¿te gustaría ir a algún sitio o participar en algo junto a otros street-artist?

A menudo rehúyo de las colaboraciones con otros artistas, porque mi relación con la ciudad y con el arte es diferente, no lo hago por o para mí, sino para todos. Y puedo ser extremadamente preciso, es duro trabajar conmigo.

Sin embargo viajo mucho, ya he hecho varias culturas culinarias, desde Tailandia hasta la vecina Francia. Cada país tiene historias que contar a través de su cocina, y en la mesa todos somos mejores.