Dicen que cuando se vive un suceso impactante es necesario dejar pasar unos días hasta tener la oportunidad de entender realmente aquello que se ha vivido. Esto es «El Mañana».

25/02/2024, Manu Vicente.

Es curioso, en términos generales no se suele hablar de lo que sucede precisamente en esos días entremedio. De las preguntas que surgen y que se convierten en algo casi agonizante:

¿Qué ha sucedido? ¿Por qué? ¿Qué queda? ¿Hacia dónde voy?
¿Qué será de mí mañana?

Esta última cuestión me la hago particularmente al entrar en el acogedor espacio que ofrece el “Sporting Club de Russafa”, un local que más que una galería de arte en pleno centro de Valencia, se trata  de un punto de encuentro para el talento y la voluntad de compartir un mensaje, que en esta ocasión, viene acompañado de la voz de cuatro mujeres jóvenes que se enfrentan a su propia realidad en una hora y diez de un texto cuidadosamente escrito e ideado por Mercé de Ribera y ejecutado por la compañía Bocar Teatre, comprendida por artistas de la talla de Alex Viciano, Violeta Fabra, Paula Bisbal y Júlia Fortaña.

Cuatro amigas que se encuentran nuevamente, tras un largo año, para celebrar el cumpleaños en el piso de una de ellas. Son tantas las miradas por compartir que los conflictos que surgen en escena se quedan cortos para poder desarrollar todas aquellas expectativas que este grupo de amigas tiene hasta enfrentarse con la realidad.

Es relativamente sencillo entrar en su realidad cuando esta es coincidente con el contexto actual de una sociedad joven adulta incapaz de lograr una independencia tan deseada a la par que inexistente.

Desde luego que esta crítica no es el espacio para hacer el análisis del origen de tal dilema, porque es durante el término de la obra donde Mercé de Ribera encuentra tantas personalidades, creencias como vidas diferentes han sido necesarias para hacer comprender al espectador que, con independencia de su procedencia, el dilema que se plantea está en el entorno cotidiano que compartimos cada uno de nosotros.

Un dilema social del que somos todos partícipes cuando vemos cómo una persona debe replantearse si es verdaderamente posible sacar adelante el futuro de una vida que nace dentro de sí, cuando ella misma no sabe si podrá hacer frente a su propio futuro.

El futuro que como esperanza florece en los pensamientos y en los sueños de estas cuatro mujeres que comparten algo más que expectativas, sueños frustrados y algunos corn flakes a falta de una lubina decente que llevarse a la boca. Todas ellas comparten una amistad que se superpone a cualquier golpe de realidad que se sucede, por más impactante que este resulte.

Una hora y diez de puro teatro, de emociones salvajes para cualquier ser humano que se predisponga a preguntarse qué queda cuando crees haberlo perdido todo.

¿Qué será de mí mañana?

Es la pregunta que me vuelvo a hacer una y otra vez al alejarme de sus vidas tras haberme acercado tanto a su historia.

Dicen que cuando se vive un suceso impactante, como lo es estar inmerso en esta historia, es necesario dejar pasar unos días hasta tener la oportunidad de entender realmente aquello que se ha vivido.

Y es, precisamente, entre las líneas del texto donde se encuentra la respuesta a tal delicada cuestión existencialista.

Porque si hay un mensaje que se abre paso, tras las luces y sombras de estas cuatro amigas, es que creer, y sentir, no es sino existir.

 

 

Si te ha gustado esta crítica puedes ver El Mañana los días 13 y 14 de abril en Madrid, y el 27 y 28 de abril en Valencia, tienes toda la información aquí.