João Nuno Pinto ahonda en sus orígenes y utiliza la historia de su abuelo para evidenciar las condiciones extremas de la jungla africana durante la Primera Guerra Mundial. Lo hace en Mosquito, competidora en la Mostra de València.
Un mosquito lo puedes matar con un solo dedo pero no es inocuo. Él también puede matarte. Como Portugal, un país pequeño y aparentemente inofensivo pero que causó mucho daño durante su imperio. Y como Zacarías, frágil y vulnerable pero con un arma que lo convierte en una amenaza letal.
Zacarías es el protagonista de Mosquito, drama basado en hechos reales que cuenta la historia de un joven que se alista en el ejército portugués durante la Primera Guerra Mundial. Sus sueños se ven pronto truncados al ser enviado a las colonias africanas.
Ambientada en 1917 esta película se concentra más en la experiencia individual que en la recreación histórica. El pequeño Zacarías, enfermo de malaria, vive una serie de episodios realmente duros que reflejan el capítulo que Portugal ha querido borrar de los libros de historia: la colonización.
Todas y cada una de las escenas las habitamos a través de la mirada del protagonista, quien delira cada vez más según avanza la enfermedad. Su percepción de la realidad es confusa. João no nos da herramientas para entender lo que Zacarías no entiende para que nos metamos en su piel y vivamos la odisea a su lado.
Pero justo ese caos en el montaje y la gran cantidad de alucinaciones y fantasías hacen que el relato pierda fuerza y no tenga el impacto que debería. El horror de los hechos se pierde entre ensoñaciones.
El horror de los hechos se pierde entre ensoñaciones.
La fotografía y el sonido hacen de Mosquito una obra que explota el aspecto sensorial. A través del oído y la vista entramos desde la butaca en este mundo lleno de peligros. Y nos perdemos de la mano del joven Zacarías, que parte con ganas de combatir y termina por luchar para sobrevivir.
Mosquito es la candidata de Portugal a la categoría de Mejor Película Iberoamericana en la 35 edición de los Premios Goya, fue la película inaugural en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam y compite ahora en la sección oficial de la Mostra de València 2020.
Basada en hechos reales
João Nuno Pinto se ha inspirado en la historia de su abuelo paterno, quien con 17 años deseaba con todas sus fuerzas ir a Francia a combatir a los Alemanes. Sin embargo le destinaron a Mozambique, donde enfermó de malaria y empezó un largo viaje del que poco se sabe. Ahí empieza la ficción.
También había terminado la guerra cuando su abuelo llegó.
Un proyecto lleno de dificultades
Tras tres años de escritura y de pre-producción de Mosquito, cuando todo estaba listo para ir a Mozambique a grabar, empezaron los conflictos armados en el norte del país. Ya no era seguro rodar así que tuvieron que empezar de cero, buscar localizaciones en el sur y adaptar el guión a los nuevos paisajes. Los problemas de financiación con tantos contratiempos fueron muy grandes. Pero finalmente consiguieron llevar adelante el proyecto.
Y cuando por fin se estrenó en Portugal, una semana después cerraron los cines por la crisis sanitaria. Pero gracias a la Mostra de València Mosquito se ha proyectado en España.
Viaje hacia las raíces de João Nuno Pinto
«Quería entender mi pasado y los orígenes de mis raíces africanas» ha contado el portugués. El cineasta nació en Mozambique pero abandonó el país con tan solo 5 años. Regresó dos décadas más tarde y confiesa que «fue como volver al útero matero». Este filme ha sido para él una búsqueda de identidad.
«Quería entender mi pasado y los orígenes de mis raíces africanas»