Desde hace 20 años brilla la estrella Michelín de El Serbal en la capital cántabra, un restaurante que, desde su nacimiento, ha sido uno de los restaurantes por excelencia de la zona, con una afluencia de comensales de toda la región, el país y fuera de él. Tanto es así, que solo tres años después de abrir por primera vez sus puertas en 1999 tuvieron que mejorar las instalaciones y ampliar el comedor por la cantidad de visitantes que querían disfrutar de los manjares de lo que iba a ser una joya gastronómica.

El Coolinómetro

Tres veces son ya las que he ido a El Serbal. ¿Por qué repito? Porque es un restaurante estrella Michelín con un menú gastronómico a precio muy bueno: 62 euros por 4 platos de una calidad suprema en un local que te acerca lo máximo posible al Mar Cantábrico.

La velada siempre empieza con un aperitivo de cortesía: dos bocados acompañados de un cava de invitación, perfectos para ir haciendo boca mientras se prepara el viaje culinario que te vas a pegar. Estos bocados consistían en un tomate cherry con reducción de cilantro y anchoa con reducción de parmesano sobre oblea crujiente. El aperitivo de tomate cherry fue una explosión en la boca y el aperitivo de anchoa un traslado al sabor de la Cantabria tradicional exponenciado.

Reinterpretación del cocido lebaniego.

Una vez terminada la invitación de aperitivos y cava, comenzó el festín. Y además por todo lo alto. De las tres veces que he ido a El Serbal, la reinterpretación del cocido lebaniego ha estado presente en dos de ellas y, sin duda, es el plato que más me apasiona. Consiste en dumplings de carne de cocido, con una lámina de papada ibérica, reducción de garbanzo y berza en el fondo, culminado con caldo concentrado del cocido. Creo que no hay más que decir. Si te gustan los platos de cuchara y más en época gélida, no vas a probar nada mejor.

Merluza con reducción de coliflor y perejil, culminada con una reducción de caldo de espinas del propio pescado y soja.

Después de entrar en calor con esa vuelta al cocido lebaniego que te abraza el alma, seguimos con el primero de los platos principales, el pescado. No hace falta decir que el Cantábrico cuenta con el mejor género y no, Madrid no es la mejor lonja de España, lo es El Serbal y cualquier buen restaurante de la costa norte. Este plato consistía en una merluza con reducción de coliflor y perejil, culminada con una reducción de caldo de espinas del propio pescado y soja. La verdad que incluso si hubieran puesto solo la merluza sin ningún complemento, hubiera sido un plato espectacular, por la calidad, el sabor y la frescura del pescado. Aún así, puesto que sí que llevaba acompañamientos, la verdad que estos ligaban perfectamente.

Cochinillo sobre crema de patata panadera, ravioli de col con relleno de morcilla y una reducción de caldo de res.

El segundo de los principales es, quizás, el plato que menos me gustó del menú. Y digo el que menos me gustó porque me gustó, y es que el nivel estaba muy alto con los dos competidores anteriores. Se trataba de un cochinillo sobre crema de patata panadera, ravioli de col con relleno de morcilla y una reducción de caldo de res. El crujiente del cochinillo era perfecto, el caldo de res con un sabor concentrado espectacular y todo perfectamente ligado con la crema de patata pandera. Sin embargo, el cochinillo estaba demasiado especiado, creo que era concretamente comino, el cual le enmascaraba totalmente el sabor a una carne que de por sí hubiera sido un manjar.

Helado de queso, con crumble de frutos secos y lágrimas de membrillo.

Lamentablemente llegamos al final del viaje. Se entristece uno al pensar que tan solo le quedan unos bocados. En cualquier caso, no había mejor manera de poner el broche final. Sabéis que el dulce es mi parte menos favorita de un menú, pero este helado de queso, con crumble de frutos secos y lágrimas de membrillo es por lo que dicen que el postre no va a la barriga, va al corazón. Simplemente delicioso.

El Serbal es uno de esos restaurantes a los que volvería sin dudar. Ya he ido tres veces, y tened por seguro que cada vez que vaya a Santander, volveré. En resumen: menú de calidad y sabores estrella Michelín, a un precio muy asequible y con unas vistas al mar que te dejan boquiabierto.

 

Comida: 8,75

Trato del personal: 10 (Cada plato viene acompañado de una explicación detallada de su composición e historia, así del maridaje, si decides cogerlo)

Ambiente: 7 (Le pongo un notable porque estás al lado del mar, lo que eleva la experiencia, pero el restaurante podría mejorar la decoración)

Precio: El menú gastronómico son 62 euros euros por persona (+18 euros si quieres maridaje)

 Localización: 8,75 (Si eres de Madrid igual la localización no es la mejor, eso es lo malo que tiene. Pero si te das un salto por Santander, créeme que la localización es muy difícil de mejorar)