Kala Azar propone en la Mostra de Valencia un punto de vista insólito sobre la conexión entre humanos y animales, siempre rozando la fina línea entre la vida y la muerte.
Los adorables cachorros virales en Instagram están bien lejos de la representación animal que hace la artista griega Janis Rafa en Kala Azar. Perros, gatos, pájaros e incluso peces. La joven pareja que trabaja en un crematorio de mascotas se dedica a recogerlos todos. Reúnen los cadáveres para incinerarlos ilegalmente en la oscuridad de la noche. ¿Les donan así dignidad?
Conducen por la periferia de una ciudad industrial, copulan, nadan, duermen, comen… No se comunican apenas con palabras, reaccionan a los estímulos con sutiles movimientos. Al fin y al cabo no son tan diferentes de los perros salvajes que merodean por las calles.
Hay en la atmósfera una sensación de destrucción y todos los cuerpos de la película están plagados de heridas inexplicables y sangre que rezuma. La muerte siempre está presente.
En Kala Azar la cámara está en muchas ocasiones al nivel de los ojos de los perros. El diseño de sonido también está centrado en el punto de vista animal. En todas las secuencias están presentes aullidos entrecortados o zumbidos de insectos atrapados en el coche.
El objetivo es sacar a la luz la parte animal de los humanos y su conexión profunda. La dualidad entre los comportamientos humanos y animales que se acaban unificando. Por ejemplo vemos cómo los personajes se curan las heridas de forma muy semejante a cómo los perros se las lamen.
¿Qué es lo que nos separa de los animales? Quizás la importancia que los hombres otorgamos a los ritos. Es muy tierno ver cómo los protagonistas tratan a las difuntas bestias.
El título hace referencia a una infección mortal que está acabando con muchos perros en el sur de Europa.
Lo mejor del filme: la escena final en la que la música se apodera no solo de la instalación avícola industrial sino de la sala de cine al completo. Es destacable también la utilización de los reflejos en la narrativa visual.
Kala Azar es una película lenta, extraña y enigmática que juega con los ciclos de la vida de una forma bastante original. Puede funcionar bien en festivales pero es muy difícil de comercializar.
Kala Azar ha participado en diferentes festivales y se ha llevado el Premio KNF en el Festival de Rotterdam. Janis Rafa no ha podido viajar a España pero su opera prima sí. Ha sido la quinta proyección de sección oficial de la Mostra de València.