2019 ha comenzado como si estuviésemos en El día de la marmota. Desde hace cinco años venimos recibiendo el Año Nuevo oyendo hablar del modelo de Cristina Pedroche. Los titulares se llenan con su nombre, al lado de adjetivos calificativos y que en ocasiones llegan a ser desagradables e insultantes.

Todo esto comenzó en 2014, cuando Cristina Pedroche dio por primera vez las Campanadas en La Sexta, con un vestido negro de transparencias con el que se le veía ligeramente la ropa interior. Era cosa del vestido que las dejaba ver dependiendo de la caída de la tela, estaba hecho así adrede sí, pero joder eran unas bragas ¿Alguien iba a preocuparse por unas bragas cuando vemos a señores enseñar el calzoncillo (o cosas peores)  a diario? Pues sí. Al día siguiente los titulares se llenaron de ‘las bragas de la Pedroche‘. Sí. Abrimos un año hablando de las bragas de una periodista y desde entonces la cosa no ha hecho más que empeorar.

La cadena había encontrado una mina de oro y cada año, Cristina ha seguido eligiendo distintos modelos que han vuelto a dar que hablar. Es cierto, cada año ha ido restando tela, no lo digo como algo negativo, sino como algo puramente objetivo. Cada año, ella también remarca que se viste libremente, que estamos en un país libre e incluso en ocasiones dedica algunos de los minutos previos al cambio de año a hablar de feminismo o de la violencia machista, pero claro a esto nadie presta atención porque parece que una mujer vestida con un bikini no tiene derecho a hablar de feminismo.

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Igualmente, yo soy algo escéptica respecto a este tema. No quiero dudar de la libertad de Cristina para vestirse, pero no me cabe ninguna duda de que Antena 3 prefiere que salga así. La audiencia es dinero, y Antena 3 un canal privado que, a pesar de estar más legitimado que su compañera Mediaset, se sigue rigiendo por un poderoso caballero llamado Don Dinero. Si esto no importara Cristina no estaría envuelta como un regalo y mantendrían su atuendo en secreto hasta segundos antes, como hacen cada año. De hecho, parece que el vestido de la presentadora está más custodiado que la fórmula secreta de la Coca-Cola.

No sé cuánta libertad tiene Pedroche para vestirse así. Por supuesto que no le pondrán una pistola sobre la cabeza, pero no sabemos cuáles son las condiciones, el dinero de por medio u otras cuestiones. Lo que sí sabemos es que Alberto Chicote no aparece en bañador dando las campanadas. Que de Alberto Chicote no han dicho en El Español que sea un hado porno para un 2019 caliente y que en cualquier cadena podemos ver como ellos están abrigados mientras ellas tiritan en finísimos vestidos.

Y eso, es sexismo. Y objetualización de la mujer. Aunque Cristina Pedroche quiera ponerse un bikini y tenga la libertad de hacerlo, Cristina ciertamente no lo hace libremente. Por ello no podemos negar que la imagen que vemos cada Nochevieja es una representación del machismo existente.

Pero la solución a esto no es insultar a Cristina Pedroche, ni llamarla vulgar, puta, zorra y una larga serie de soeces que podemos encontrar en los comentarios de sus fotografías de Instagram. Tampoco es decir que Cristina Pedroche no es feminista, o que nos hace flaco favor a todas.

La solución a todo esto, es que poco a poco, dejemos de hablar de qué llevan Cristina Pedroche, Ane Igartiburu o Lara Álvarez, porque no importe y porque ellas no sientan presión alguna para elegir qué llevar, porque la audiencia no sea inversamente proporcional a la cantidad de ropa de las mujeres.