El Tiburón: la leyenda de un posible fracaso convertido en el mayor de los éxitos.

 

POR: JUANRA FERNÁNDEZ

En el verano de 1974 se publicaba ‘Tiburón’ (Jaws), una novela de aventuras inspirada en unos hechos reales acaecidos en Nueva Jersey cincuenta años antes. La narración llamó la atención de dos productores de Hollywood que creían que podría ser una versión moderna del gran clásico de Melville, ‘Moby Dick’. Zanuck y Brown compraron los derechos de la novela a la editorial Doubleday y se dispusieron a buscar un director para llevarla a la pantalla.

De la novela a la plantilla

El libro se centra en la rutina de un pequeño pueblo pesquero americano y de como su monotonía se rompe por la aparición de un tiburón en su costa. El animal, en la novela, no es más que la excusa para presentar como la comunidad vecinal se debe enfrentar unida a un imprevisto. Los productores creyeron que esta historia de fraternidad podría ser una buena narración para complementar, como una de tantas, las carteleras cinematográficas. No pretendían conseguir nada más que una película familiar de aventuras y compañerismo.

El director

La primera opción en la dirección fue un realizador del que no ha trascendido su nombre, pero sí una anécdota del día en el que expuso su visión de la película. Él, sentado frente a Zanuck y Brown, describió la escena inicial con detalle, recurriendo al típico plano aéreo de travelling acercándose hacia la playa. En su minuciosa narración, el director anónimo, especificó que en cierto momento de ese movimiento de aproximación, “la ballena” saltaba delante de la cámara.

 

Steven Spielberg en el set de rodaje, 1975.

 

Los productores, sorprendidos, apuntaron que por qué una ballena, a lo que el realizador añadió que se refería al pez. Uno de los productores aclaró: “tiburón” y él, sin darle importancia a la especie, afirmó con la cabeza. Evidentemente, los productores, no contrataron a un director que no sabía diferenciar un pez de un mamífero, y lo que era peor, un tiburón de una ballena. La siguiente opción fue un joven realizador con el que ya habían trabajado en The Sugarland Express’, un drama de aventuras que encajaba en género y estilo con lo que querían rodar. No obstante, ese joven, también había hecho antes un telefilme muy angustioso y terrorífico, ‘Duel’, pero eso no lo tuvieron en cuenta.

 

Spileberg durante el rodaje de ‘Tiburón’. 1975.

El tiburón no funcina

Steven Spielberg tomó los mandos de ‘Tiburón’ y en consecuencia las decisiones. La primera fue rodar en mar abierto y no en estanques, y esa decisión fue la premisa de todo lo que debía acontecer. Los grandes y falsos tiburones que se habían construido para el rodaje, dos máquinas mecánicas de varias toneladas, al sumergirlos en agua salada empezaron a fallar, ya que su destino inicial era el agua dulce de los estudios de Hollywood. Esos fallos se transmitían continuamente por megafonía, llegando a convertirse en la banda sonora cotidiana del rodaje. La frase “el tiburón no funciona, se aplaza el rodaje”, tenía su eco en los despachos de producción de California, y desde allí le hacían llegar diariamente su malestar al joven director, convirtiéndolo en responsable del encarecimiento progresivo de la película.

 

Cartel original de la película, 1975

 

Spielberg, desesperado, decidió aislarse de sus compañeros y solamente salir de su habitación de hotel en las horas de trabajo para intentar filmar. Sin embargo, un día lograron convencerlo para tomar algo al final de la jornada y en esa fiesta improvisada coincidió con una actriz que se había desplazado desde Hollywood hasta el set para ver en persona el funesto rodaje. La muchacha se acercó al director y le cotilleó cada una de las habladurías que sobre él y su fracaso inminente circulaban por la meca del cine. Spielberg, abatido, volvió a encerrarse en su cuarto y allí tuvo una epifanía. Lejos de hundirse del todo, en un giro inesperado de los acontecimientos, se decidió a cambiar el modo de rodar las escenas. Convirtió la cámara en el tiburón y, con esos planos subjetivos u objetuales, logró dar un enfoque muy distinto a la trama.

 

Richard Dreyfuss y Robert Shaw en un fotograma de la película. 1975

 

Modificó el guion, dándole más importancia a la visión subjetiva del protagonista invisible. Quizá sin quererlo volvió a sus orígenes y creó una obra maestra del terror. A todas esas tomas inquietantes se sumó en el montaje la magistral composición musical de John Williams, dando como resultado la que para muchos es la mejor película de terror de la Historia.

 

El primer blockbuster

‘Tiburón’ llenó las salas de cine, batiendo records de taquilla. La estrategia de estreno fue arriesgada, pero funcionó. Se redujeron las salas de exhibición a la mitad, provocando que el público tuviese que hacer cola para verla y así convertir su visionado en un reto en el que todos querían participar. Una vez que los espectadores se sentaban frente a la pantalla, el film les hacía sentirse como en una montaña rusa de experiencias emocionales y terroríficas, lo que provocaba vómitos y en mayor medida aplausos de emoción, algo que ni siquiera Hitchcock había conseguido con su ‘Psicosis’.

 

Roy Scheider en un fotograma de la película. 1975

 

‘Tiburón’ nos hizo a todos ver a estos peces de una manera muy distinta hasta entonces, algo de lo que aseguraron arrepentirse sus creadores, tanto Peter Benchley, autor de la novela y convertido después a activista defensor de los escualos, como Spielberg, quien asegura que no ha vuelto a bañarse en el mar por miedo a la represalia compensatoria de la justicia del karma.