Protagonizada por Christian Bale, Los Crímenes de la Academia busca que el espectador saque sus propias conclusiones sobre el motor del asesinato, y su autor.
El pasado viernes 6 de enero se estrenó en Netflix Los Crímenes de la Academia (Pale Blue Eye), una película de suspense detectivesco, basado en la novela de misterio histórico de Louis Bayard, con el mismo título.
La película fue dirigida por Scott Cooper, y protagonizada por Christian Bale (Batman en la trilogía de El Caballero Oscuro), quien encarna a Augustus Landor, un detective famoso, pero actualmente retirado. Comparte el protagonismo con Bale, Harry Melling (Dudley Dursley en la saga de Harry Potter), quien interpreta al escritor Edgar Allan Poe, de joven.
La historia de las Crímenes de la Academia tiene lugar en Estados Unidos, en 1830, y comienza cuando Landor es llamado desde la Academia Militar de West Point por el presunto suicidio de uno de sus cadetes. Suicidio que casi inmediatamente se torna en asesinato. El cadáver además de ser ahorcado, le falta el corazón, que fue robado después de su muerte.
Landor se embarcará en la investigación sobre el asesinato y su posible autor, con la ayuda de otro cadete que le llamará la atención por su inteligencia y elocuencia; un cadete que también es poeta y escritor: Se trata de un joven Edgar Allan Poe. El poeta ayudará a Landor desde la clandestinidad, pues ni sus pares, ni sus superiores deben enterarse de que es parte de la investigación.
La naturaleza del crimen
Los Crímenes de la Academia busca que el espectador cree su propia hipótesis sobre quien es el asesino y la razón por la que lo hizo. A través de las pistas que va dejando caer a medida que avanza la trama plantea tres tipos de naturaleza para el asesinato cometido, cada una ligada a un personaje.
Al principio de la historia se plantea que el crimen es de naturaleza pasional y que lo cometió una mujer. Esto debido a que el cadáver del cadete ahorcado sostenía una nota que parecía ser una citación.
La segunda hipótesis liga el asesinato a temas relacionados con el ocultismo y las brujas. Landor y Poe encuentran en un cobertizo una especie de círculo mágico relacionado con rituales satánicos que tiene restos de sangre. Esta hipótesis es la más fuerte a lo largo de la trama, y señala como culpable a Artemus Marquis (Harry Lawtey), un cadete que organiza reuniones clandestinas y el cual será investigado por Poe.
La última hipótesis es que el crimen es de carácter vengativo y señala a Poe como el asesino. Tanto el cadete ahorcado como un segundo cadete que posteriormente es asesinado, y al cual también le roban el corazón, habían tenido en el pasado peleas con Poe. Además, ambos cadetes estaban enamorados de Lea Marquis (Lucy Boyton), la hermana de Artemus, por la cual Poe también tiene sentimientos.
Para conocer cuál es la verdadera naturaleza del crimen y su autor, habrá que ver la película, pero ningún personaje se salva de ser sospechoso. Cuando finalmente creemos tener la resolución del crimen, la historia da una vuelta 180 grados llevando a Los Crímenes de la Academia a un final inesperado.
A la luz de las velas
Un aspecto que no pasa desapercibido en la película es su iluminación. En la mayoría de las escenas de noche y en interiores predominan las velas, siendo estas las únicas fuentes de luz. Da la impresión de que son solo ellas quienes iluminan la escena. Es decir, estas escenas no parecen estar iluminadas por luces externas puestas por el Director de Fotografía durante el rodaje.
Si bien lo anterior puede ser una decisión estética, en este caso también está relacionada con la historia y el verdadero asesino. La luz de las velas revela medias verdades como hace la historia antes de llegar a su final definitivo; y deja todo en penumbras. Este último adjetivo define la verdadera naturaleza del asesino real de Los Crímenes de la Academia.