Willow es un retrato profundo sobre la maternidad anhelada y compite en en la 35 Mostra de València. Milcho Machevski, director, aborda esta experiencia tan femenina con el mayor respeto y sensibilidad.

Willow es un tríptico de mujeres cada una con sus dolores, culpas y sacrificios de la maternidad, a menudo trágica y cruel.  La estructura tripartita es recurrente en el trabajo del macedonio Milcho Manchevski,  quien debutó con Before the Rain y fue nominado al Oscar.

El primer capítulo está ambientado en una época medieval. Campos de trigo, puentes de piedra y riberas de río aparecen en la gran pantalla. Una joven pareja no consigue concebir y decide recurrir a una anciana que se dice, puede curar su falta de hijos.

Tras un primer final trágico,  la imagen funde a negro y segundos después nos encontramos en el tráfico de una ciudad moderna. En Skope se desarrollan las emotivas historias de Rodna (Natalija Teodosieva) y Katerina (Kamka Tocinovski).

Dos dramas poderosos, evocadores y bellamente interpretados. Plantean preguntas como si es posible amar a un niño que no es sangre de tu sangre como si lo fuera o si la intervención quirúrgica en los fetos es ética.

Willow

Milcho compara los rituales, oraciones y sacrificios de las parejas medievales estériles  con prácticas modernas. Cuán similares son las esperanzas y expectativas de los futuros padres y cuán impredecible es el éxito o el fracaso del remedio.

El contraste entre la primera y la segunda parte es tanto estilístico como narrativo. De una Macedonia en la Edad Media nos transportamos a la actualidad. Del mito y la leyenda pasamos a la cruda realidad.

Los retos emocionales del embarazo y la adopción están reflejados con tanta verdad, sensibilidad y respeto que parece mentira que este trabajo tan femenino esté dirigido por un hombre. Machevschi ha afirmado que «los humanos son humanos» y que Willow habla de experiencias humanas.

Willow compite en la Mostra de València 2020 junto con otras tres cintas que plantean la maternidad.