Una huida existencial, un viaje sin rumbo en el que la imagen es la clara protagonista. Una cinta llena de preguntas y libre de respuestas.

Una huida existencial, un viaje sin rumbo en el que la imagen es la clara protagonista. Miguel Mejías presenta en la Mostra de València su obra intimista, llena de preguntas y libre de respuestas: La Viajante.

En un lugar y tiempo indeterminado Ángela (Ángela Boix) deambula sin rumbo. Solo un Ford Taunus y la antigua cámara de su madre con la que fotografía insectos la acompañan. La joven huye del tormento de su pasado y se busca en los impulsos de la soledad.

Su vida social y amorosa se reduce a encuentros fugaces, hasta que recoge en la carretera a un hombre misterioso (Miquel Insua) que quiere volver a casa. Un antiguo profesor de literatura borracho que recita poemas.

Su obsesión por los insectos es de lo más representativa. La protagonista solía explorar el mundo de los bichos con su madre y los recuerdos la acompañan durante todo el periplo.

Estos pequeños animales la describen a la perfección. Al principio de la cinta la mariposa, símbolo de libertad. Pero al final el escarabajo en el frasco de cristal que, aunque ya no tenga tapa, sigue intentando moverse de una forma que no es la correcta para escapar.

El movimiento y el cambio no siempre van de la mano y aunque Ángela esté en constante desplazamiento en esta road movie, no consigue la metamorfosis que busca. ¿Realmente se puede dejar atrás el pasado?

La viajante

Las escenas son confusas y el argumento queda demasiado en el aire. No tiene la solidez necesaria para atrapar al espectador. La fortaleza de esta producción reside sin embargo en el aspecto visual como elemento narrativo y artístico. Los planos, la fotografía (de Pablo G. Gallego), los colores, los contrastes de luz y los siniestros paisajes crean la energía introspectiva que provoca decenas de preguntas existenciales en el espectador.

Esta opera prima del Canario Miguel Mejías apunta hacia una forma de cine íntima y reflexiva. Los escasos diálogos, las tomas panorámicas lentas, la cámara fija y otros aspectos formales hacen de La Viajante una  película artística.

La Viajante fue seleccionada en el Festival Internacional de Cine de las Palmas y en el Festival de Cine Español de Málaga, pero ambos se han cancelado por la COVID 19. Finalmente se estrenó en la sección «Nuove Impronte» en el Festival de Trieste. Es la única película española en concurso en la 35 Mostra de València.