• ¿Qué vemos hoy?
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  • ¿Filmin?
  • Tanto no.
  • ¿Y si vamos al cine?
  • No tengo ganas, ¿vemos Gremlins?
  • La vemos todos los años.
  • Exacto.
  • … Ve haciendo las palomitas

Y así todos los años. En familia, pareja, grupo de amistades o por tu cuenta, está claro que todo el mundo tiene su película navideña y que nunca dejamos de verlas por estas fechas. ¿Por qué será? ¿Es posible que sea por una asociación con la etapa de la infancia? ¿Con momentos de cariño, como una especie de llamada a la reunión de seres queridos frente a la pantalla? Es posible que también sea porque nos encante ver este tipo de películas cuando empieza el frío. ¿Qué más da que algunas no sean consideradas obras maestras? ¿O que las hayamos visto una veintena de veces?

Lo importante es que nos transmiten buen rollo. ¡Aquí van quince ejemplos!

The Holiday– Nancy Meyers, 2006

Cameron Díaz es una publicista en la cumbre de su carrera, Kate Winslet es una columnista para un prestigioso periódico. Ambas tienen problemas amorosos y cero ganas de permanecer en su zona de confort. ¿La solución? Intercambiarse sus hogares durante el período de vacaciones de Navidad. De por medio aparecerán Jude Law y Jack Black para aportar el tono amoroso de la película, en una obra que resulta sencilla pero muy tierna. ¿Podríamos considerarla un clásico del romance invernal? Sí, yo diría que sí.

Eduardo Manostijeras– Tim Burton, 1990

Seguro que más de una persona ha suspirado con la mera mención de esta película. Este cuento navideño de Tim Burton nos deja una de las mejores interpretaciones de la carrera de Johnny Depp, un testimonio de estilo por parte de su director, la confirmación del talento de Winona Ryder y una historia plagada de sentimiento y emoción. Un must navideño en toda regla.

Un padre en apuros– Brian Levant, 1996

Tengo sentimientos encontrados con esta película. La situación es la siguiente: es una película tan absurda y arrítmica, con unas interpretaciones tan horrendas, que dan ganas de sepultarla entre otras tantas películas rutinarias. Pero es que no soy capaz: el esperpéntico personaje de Arnold Schwarzenegger tiene algo que hace que siempre me ría a mandíbula batiente, la trama está tan petada de clichés que me llego a maravillar con la capacidad de encapsular tanto tópico. Y, por el amor de Dios, ver a Arnie como Turboman es una joya de la cutrez cinematográfica. No olvides agarrar todos los dulces que puedas y a tus personas favoritas para ver este clásico.

Gremlins– Joe Dante, 1984

¿Quién no ama a Gizmo? Joe Dante creó un verdadero icono ochentero con este relato que combinó el jolgorio de la Navidad, el amor por los efectos prácticos y marionetas, el frikismo por los bichos cinematográficos y una combinación de terror y adorabilidad para crear a sus monísimos monstruos. Recordemos las tres reglas de cuidado de los mogwai: no dar de comer después de la medianoche, evitar que se moje y apartarlo siempre de la luz del sol.

Batman vuelve– Tim Burton, 1992

El célebre Hombre Murciélago de Burton supuso una verdadera revolución en su momento. La estética para la ciudad de Gotham trascendió en varios medios (hasta para la serie animada), la banda sonora es ya parte de un eterno patrimonio cinematográfico y Michael Keaton fue un intérprete que estuvo a la altura del héroe de DC Comics. Todo lo anterior fue clave para la exitosa traslación a la gran pantalla que, en su secuela, mezcló el panorama invernal y navideño con la oscuridad de Gotham y dos nuevos iconos: la Catwoman de Michelle Pfeiffer y el Pingüino de Danny DeVito.

Polar Express– Robert Zemeckis, 2004

El director de Regreso al futuro y Forrest Gump mostró al mundo un nuevo tipo de animación por captura de movimiento, y escogió esta historia navideña sobre la fe, la confianza en uno mismo y la magia para ello. Subiendo al vagón del expreso al Polo Norte, muchas personas soñaron en su infancia con visitar un lugar de ensueño en una aventura que lucía como nunca antes se había visto.

La jungla de cristal– John McTiernan, 1988

A día de hoy sigo deseando conocer al jefazo que se le ocurrió ponerle este título a Die Hard para su estreno en España. Es de mis títulos controvertidos favoritos, junto con Olvídate de mí y La semilla del diablo (la primera una simplificación denigrante y la segunda un spoiler como una casa). Más allá de ello, ¿por qué no encontrar el perfecto equilibrio entre el encanto de las festividades y una buena ensalada de tiros y hostias? Con Bruce Willis y su mítico «Yippie Ki-Yay, motherf*cker», y Alan Rickman como oponente, ¿qué podría salir mal?

Solo en casa– Chris Columbus, 1990

Este clásico nunca muere, y que se lo digan a Macaulay Culkin que acaba de reinterpretar Solo en casa, esta vez con Google Assistant. En esta película imprescindible en época navideña, un niño de ocho años se queda accidentalmente solo cuando su familia se marcha sin él a Francia. A lo largo de la película, el chaval hará gala de una inteligencia digna de los chiquillos de La banda del patio para defender su hogar de dos ladrones. A estas alturas, es como contar la historia de la llegada de los Reyes: siempre funciona.

Pesadilla antes de Navidad– Henry Selick, 1993

Esta es una de esas películas que puede verse tanto en Navidad como en la víspera del Día de Todos los Santos (Halloween, vaya), y una obra que ha envejecido estupendamente. Largometraje pionero en el uso de la técnica de stop-motion, la obra de Henry Selick con historia firmada por Tim Burton sigue siendo una de las grandes obras maestras del cine de animación, un musical impecable y un gran ejemplo narrativo con una historia que celebra el sentirse diferente y el coraje para mostrarlo.

El día de la bestia– Álex de la Iglesia, 1995

No todo van a ser películas sobre la Natividad, pues existe una película que gira alrededor del nacimiento del Anticristo que es el segundo largometraje del celebrado director español Álex de la Iglesia. Mucha mala baba, metal, dosis de violencia y humor negro empapan un filme en el que el ya difunto Álex Angulo y un genial Santiago Segura (en un papel que le valió un Premio Goya) se pasean por las calles de Madrid liándola todo lo que pueden para salvar el mundo en Nochebuena, antes de que nazca el hijo de Satanás. Una estupenda locura.

¡Vaya Santa Claus!–John Pasquin, 1994

No podía faltar un clásico navideño moderno de Walt Disney Pictures, con quienes Tim Allen pasó de dar voz a Buzz Lightyear en Toy Story a pasar una radical transformación para convertirse en Santa Claus ante nuestros ojos. Una película familiar sobre cómo una vida entera puede cambiar de un día para otro por arte de magia, es solvente y es el vivo recuerdo de una época más simple (parece mentira que ya hayan pasado casi 25 años).

Elf– Jon Favreau, 2003

En línea con comedias familiares como ¡Vaya Santa Claus!, Elf sigue resultando un título que nunca falta por estas fechas. Cuenta la historia algo histriónica y entrañable de un humano que crece en el taller de Santa Claus creyendo que es un elfo hasta que descubre que su familia es otra, lanzándole a la búsqueda de un sentido real para su vida. Aunque, para ser totalmente sincero, solamente por la aparición de Peter Dinklage (Tyrion en Juego de Tronos) merece la pena verla.

Frozen: El reino de hielo– Chris Buck y Jennifer Lee, 2013

Cuántas veces habremos escuchado Let It Go, ¿verdad? Frozen llegó como una locomotora y arrasó por completo con su adaptación de La reina de las nieves, cuento original del danés Hans Christian Andersen. El canto de liberación de Elsa (fabulosa ella cantando el tema principal de la película), la tipología de princesa tan atípica de Anna (y la estupenda relación de hermanas que se genera gracias a ella) y la galería de personajes entrañables, canciones y animación de lujo convierte a esta película en un título navideño esencial.

Qué bello es vivir– Frank Capra, 1946

No podíamos completar esta lista sin el clásico de los clásicos. Célebre a más no poder, es una película que siempre genera simpatía en sus espectadores gracias a su apología de la bondad y generosidad, su reparto de lujo y su genial banda sonora. Definitivamente, cuando la vemos solo podemos repetir su título, una y otra vez: qué bello es vivir, sin duda alguna.

Love Actually– Richard Curtis, 2003

La declaración de amor tan plena de Jamie (Colin Firth). La desgarradora situación para una persona tan preciosa como Karen (Emma Thompson), junto al dilema tan humano de Harry (Alan Rickman). La recuperación de la alegría y la esperanza de Daniel (Liam Neeson), sumada a la emocionante carrera de Sam (Thomas Brodie-Sangster) por el aeropuerto. La curiosa historia del Primer Ministro (Hugh Grant) y uno de los mejores bailes de la historia del cine. La declaración de Mark (Andrew Lincoln) a Juliet (Keira Knightley) a través de una sucesión de carteles que hicieron historia. La reafirmación del verdadero amor de Sarah (Laura Linney). Los momentazos con Bill Nighy, Martin Freeman, Rowan Atkinson y más nombres de un reparto coral de lujo, en una sucesión de escenas icónicas, una tras de otra. Y podría seguir, porque a esta película no le falta nada.