El perfeccionismo es mi mayor virtud y defecto. Hago todo lo que me propongo hacer lo mejor que sé. Doy todo lo que puedo de mí, sino me enfado conmigo misma. Si trabajas a mi lado tienes que dar el 100% también. Mi nivel de exigencia es muy alto.
El proceso de creación del actor; el rol del director, del coach y del profesor; trabajar el papel de un personaje; la diferencia de género en el ámbito teatral; y unos cuantos consejos más de la mano de Nerea Barrios, actriz, directora y coach actoral.
Nos tomamos un café con una mujer que con sus propias manos y fuerza se ha labrado un hueco estable, entretenido y exitoso en el terreno de la interpretación. Una amante de su trabajo y reflejo de perseverancia, su clave: TRABAJO, GANAS Y MÁS TRABAJO.
Las raíces, orígenes
¿Cuál fue tu pistoletazo de salida al mundo de la intepretación?
De pequeña pasé de querer ser veterinaria de elefantes y mariposas, a querer ser puta como Vivian en Pretty Woman. Mi madre me dijo que eso solo pasaba en las películas, «vale mamá, pues yo quiero hacer películas.»
Con 11 años me enamoré del personaje del vigía en la obra de teatro Mar Y Cielo de Dagoll Dagom. Decidí colarme en el camerino para ligármelo y cuando entré era una chica, lo tuve claro “que potente es esto del teatro que ha sido capaz de hacerme creer que estaba enamorada de un chico… y mira que yo soy muy hetero”.
Tras 16 años siendo martillo pilón, mi madre me apuntó a la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza y hasta el día de hoy sigo estudiando.
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¿Cómo abriste el camino de actriz a directora?¿Y a coach?
Como directora…
«Vivir de ser actriz es harto difícil en este país». Viendo la falta de papeles decidí escribir para mí. Lo primero que escribí fue un microteatro y cuando vi que yo lo escribía, lo iba a protagonizar, lo iba a dirigir y lo iba a producir pensé “igual te has pasao”. Entonces decidí dirigir a una actriz y la experiencia me encantó. Aún así, siempre me ha quedado la espinita de estar detrás de las luces mirándola representar mi primer papel.
Como coach…
Empecé a dar clases porque una actriz a la que hice coaching en un corto me dijo que había aprendido mucho más conmigo que en sus tres años de diplomatura y yo dije “pues mal, esto está mal”.
A partir de ahí decidí basar mi coaching en resolver los problemas que yo había sentido como actriz: la frustración de no saber darle al director lo que quiere y el bloqueo que algunos profesores provocan en sus alumnxs. Muy pocos maestros trabajan desde el amor, desde la confianza.
El tronco, bases
¿Dónde está la frontera entre director, profesor y coach?
- El profesor te enseña la metodología de trabajo que él o ella han aprendido.
Para el actor o actriz, los maestros son dioses y lo que dicen va a misa. Un profesor puede desmoralizar al alumnx con sus palabras. Tienes que tener en cuenta tu poder y cómo utilizarlo para no hundir al actor o actriz.
- El coach se adapta a lo que tiene delante, yo leo al actor o actriz y según lo que necesita trabajo con él o ella.
Mi premisa como coach es que me superen cuanto antes, no crear dependencia. Dale armas al actor para que luego trabaje solo.
- El director dirige, le dice al actor lo que quiere y éste se busca las mañas para contentarlo.
Cuando dirijo soy más macarra porque tenemos menos tiempo.
Su método coach: Pelar la cebolla sin llorar a mares “quito la capa de la cebolla y la convierto en un recurso para usarlo como baza”
Yo hago un tipo de coaching actoral y emocional. El ser humano nace puro y vamos poniéndole capas como una cebolla (la educación, la sociedad, los amigos, el barrio…) que nos obligan a ir aprendiendo cómo nos tenemos que comportar y a olvidar como nosotros nos sentimos.
Yo me cargo “el famoso es que yo soy así” y vuelvo al actor un bebé. Un bebé no se juzga, un bebé persigue el objetivo sin que le importe nada mas, un bebé se mueve según sus necesidades “si tengo hambre como, lloro”.
Sin embargo, nunca verbalizamos con lo que está batallando el actor. La vida privada es de uno mismo. Yo sé según tu edad donde puedo tocar para derrumbarte, pero te estaría haciendo el harakiri. La primera vez a lo mejor te funciona, pero la segunda ya lo has quemado y te haces daño.
¿El actor nace o se hace?
Yo prefiero que un actor se haga a que nazca. Todo el mundo puede ser aquello que quiera ser. Hay actores que creen querer ser actores pero no quieren hacer el proceso de creación del actor. Otros que se meten por el dinero y la fama -entre risas- inocentes.
Sin duda yo me quedaré con el que se queda para trabajar. Con el que tiene la necesidad de contar algo y sentir. Primero porque es muy valiente querer sentir algo en el 2019 y eso merece todo mi respeto, y segundo porque es es la clase de gente con la que salen los montajes adelante.
Es verdad, «todos los seres humanos tenemos un talento y la putada es cuando te empeñas en que sea otro.» Pero si trabajas con ganas y no paras, al final, conseguirás un objetivo. Sin trabajo, no hay resultado. Las cosas no caen del cielo.
Las ramas, preferencias
Todos tus personajes son mujeres, ¿coincidencia?
No. Por un lado, estoy harta de que en los 25 años que llevo en este mundo como profesora y alumna el porcentaje de hombres en clase es menor al de mujeres pero la oferta de personajes masculinos es mayor que el de femeninos.
Por otro lado, yo no soy dramaturga. Me parece mucho más interesante escribir sobre la mujer. De hecho, “cuando he escrito personajes masculinos han salido mal paraos: uno era tonto, otro chulo piscinas y el normal resultó gay”.
En la hora de un casting, ¿cómo eliges a tus actrices?
Lo primero, como actor “un casting es una mierda”. Como directora “cada montaje requiere una cosa diferente.”
En el caso de Lo veo por todas partes, supimos quienes eran las elegidas por la compenetración entre las 4. No eran las primeras que estaban en opción pero las vi juntas y entendí que eran ellas. Hicimos una segunda prueba, a veces necesitas un segundo intento por el “si me lo hicieran ahora…”-yo estoy a favor de que la gente me sorprenda y me den en el morro- las cambiamos y las pusimos con otras personas pero fue imposible no cogerlas a las 4 juntas.
En La vida es una broma, para mí el tema que trababa era muy personal y tenía que ser gente que entendiera que en el ensayo me podía pasar cualquier cosa. Yo no sabía cómo iba a reaccionar. Además, Isabel bernal y Sara Ralla siempre han estado en todos mis trabajos, con ellas tengo la mitad del trabajo hecho. Llevo el mismo tiempo con las dos. Siguen entrenando conmigo en El Instituto de cine y la Sala Mayko. Yo las miro y ya saben lo que quiero.
Hoja a hoja, actriz
No es fácil trabajar y es menos fácil vivir de tu trabajo. Yo empecé a trabajar con 24 años y he tenido 100 curros alimenticios, pero nunca he parado de trabajar para conseguir mi objetivo, y hoy puedo decir que vivo de ello.
El hándicap «tienes que conseguir que algún director te dé trabajo»
En esta vida hay que ser superviviente. Yo me he sabido buscar la vida. El que se ciñe solo al trabajo relacionado con lo que ha estudiado entra en depresión cuando no ve resultados inmediatos. Cuando aprendes tu condición, te das cuenta de que para qué sufrir si es lo que has elegido tu. Yo he asumido que mi condición de artista es: la inseguridad, la incertidumbre y “el no saber nunca”.
El peor enemigo del artista es la seguridad. En este terreno siempre “vas de cráneo”. Nunca te vas a sentir segurx, el día que te sientas segurx subiendo a un escenario o dirigiendo, dedícate a otra cosa, porque ese día le has perdido respeto a la profesión.
«Hasta cuando he estado en el mejor momento de mi carrera profesional no lo he disfrutado por los y si«
Hoja a hoja, directora
La directora es quien tiene que organizar el chiringo, pero no tiene más importancia. La historia es de la directora y los personajes son de los actores. » Yo veo un personaje así pero si tú me defiendes el asao el personaje es tuyo.» El proceso de creación es de equipo.
El hándicap «conseguir dinero para pagar a tus actrices»
¿Has tenido que tomar una decisión drástica por problemas internos?
Me cargué una obra por la falta de compromiso, de los actores masculinos en este caso. Era una obra muy buena, todo el mundo decía que le encantaba, pero yo me cabreé y la mandé a paseo.
No me sacian los guiones convencionales…
“Tía que bueno el queso de la hamburguesa”, yo no he estudiado 20 años para decir si la hamburguesa tiene buen queso, yo tengo la necesidad de contar cosas. Hoy en día lo mas purista que hay para hacerle zas a una persona es el teatro. La sala de teatro es es el único sitio en el mundo donde no te dejan estar con el móvil, de repente explota la cabeza, no estamos acostumbrados. Vivimos sin fijarnos en vivir.
Hay dos ejercicios que le hago a mis alumnos para que aprendan a vivir:
- Sentarse en una silla a estar, solo a estar
- Hacer una acción concentrándose en la acción. Por ejemplo, lavarse los dientes sin pensar lo siguiente que tienes que hacer o lo que vas a hacer durante la semana.
La gente me dice “wow me haces ver cosas” no, yo no hago magia, lo único que pongo un poquito de sentido a la vida.
¿Próximas metas?
- No aburrirme, seguir pasándomelo igual de bien porque esto lo disfruto mucho.
- Que todas las personas que trabajen conmigo cobren un sueldo decente que les permita vivir. Ahora les pago, pero vamos a taquilla. En los off las butacas son las que son.
Yo he trabajado mucho gratis, es una manera de aprender, pero «al final tu al panadero no vas y le dices oye, vente a mi casa y hazme un roscón en reyes que a ti te mola hacerlo».
Me molesta la falta de pudor de la gente al pedir favores. Yo soy partidaria de meterme en cualquier trabajo de una amiga, pero hay que aprender a dosificarse. «A ti no te cuesta» si me cuesta, un tiempo, organización, estudio…
He llegado a estar a punto de morirme por no saber parar, no saber decir no. La cabeza te aguanta, pero el cuerpo no. El 80% de las cosas que nos pasan son señales de queja de nuestro cuerpo para que paremos y nos preguntemos qué necesitamos.
Nos han metido en la cabeza que ser egoísta es lo peor del mundo, que ser egoísta es pensar en ti. No, si no estás bien tú, ¿cómo vas a poder ayudar a alguien?.
Así es Nerea Barrios, una mujer sin pelos en la lengua que este verano presenta en el Teatro Lara sus dos últimas obras: Lo veo por todas partes (4 agto – 8 sept) y La vida es una broma (13 jul – 14 sept). Dos miradas realistas que dan cuenta a lo que no debemos dejar pasar.
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