El Círculo de Bellas Artes de Madrid acoge hasta el 26 de febrero la exposición Van Gogh alive – The experience que ya ha triunfado en otras ciudades europeas.
Sin duda, Van Gogh es uno de los pintores holandeses más conocidos de la historia. El artista pintó a lo largo de su vida (1853-1890) cerca de 900 cuadros que se pueden observar por museos de todo el mundo.
Lo interesante de esta exposición es, que a través de la tecnología Sensorry4 TM, han creado una nueva forma de acceder al arte que se aleja de las tradicionales galerías y permite observar la obra de Van Gogh sin necesidad de visitar cientos de pinacotecas. Sin embargo, esta tecnología no está gustando a todo el mundo.
Proyecciones
El plato fuerte de la exposición son unas proyecciones sobre varias pantallas de la vida y obra del pintor holandés. Aquí es donde aparece el primer punto de conflicto para muchos de los visitantes. La proyección, que se reproduce en bucle durante toda la jornada, no se puede ver de una sola vez entera. Esto se debe a que no hay forma de abarcar todas las pantallas con un vistazo. Por otro lado, muchas veces, entrando a la hora a la que se indica en la entrada, la proyección ya ha comenzado y careces de informaciones sobre cómo verla.
Sin embargo, en estas proyecciones radica también su punto fuerte, pues acompañadas de breves textos y música introducen al espectador dentro de la obra del artista postimpresionista. Poco tiene que ver esta exposición con las tradicionales visitas a museos o galerías de arte en la que vas de cuadro en cuadro leyendo largas descripciones que en ocasiones son incluso demasiado técnicas. En esta ocasión los textos que acompañan durante la proyección a los cuadros son frases del propio pintor.
El dormitorio de Arlés
Por otro lado, uno de los elementos que más llama la atención es la recreación de una de las obras más famosas de Van Gogh: El dormitorio en Arlés. Este decorado la oportunidad al visitante de observar casi desde dentro del cuadro todos sus detalles. Es difícil encontrar este punto de la exposición vacío, a pesar de que la mayoría de las miradas se centren durante toda la visita centradas en las pantallas distribuidas por toda la sala.
En definitiva, la exposición Van Gogh alive – The experience es una apuesta arriesgada que renueva y actualiza el concepto de galería de arte y atrae la atención de todos los públicos: desde el más joven hasta el más mayor. Más allá de que convenza o no a los visitantes, cuelga todos los fines de semana el cartel de que no quedan entradas a pesar del gran número de sesiones que se hacen por día.
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