Dos reinas de la casa Estuardo han coincidido el mismo año en cartelera, y cada una con una historia muy distinta. En el caso de María, reina de Escocia se presenta un relato de supervivencia con la dura lucha de María Estuardo para conservar su vida y reinado. Frente a la misma se alza otra mujer con su propia batalla: la poderosa Isabel I de Inglaterra, interpretada por una Margot Robbie que brilla pese a un protagonismo más reducido. La oposición entre ambas a la hora de mostrarse y ejercer el poder como mujeres o no es la piedra angular de este título nominado al Oscar.

El argumento se vertebra a través de este eje entre reinas: la inmersión en valores femeninos más primitivos como la maternidad y el matrimonio, algo que María toma por bandera, frente a la renuncia de la feminidad socializada para así conservar el poder, la defensa a la que se aferra Isabel. Esta lucha se sublima mejor cuando se lleva a lo personal, contraponiendo las caras más humanas de dos de las mujeres más poderosas de la historia. Se gestan así varios momentos que destacan sobre el resto del metraje.

María, reina de Escocia deslumbra a veces gracias a la potencia de sus dos puntas de lanza interpretativas, pero desaprovecha también la atractiva historia que traslada a la gran pantalla. La suntuosidad de los apartados de vestuario y maquillaje contrastan adecuadamente con una aproximación sobria de la realeza británica. Sin embargo, la contención juega a veces en contra del ritmo de la película (a ratos magnético, a ratos excesivamente frío). Cuando empiezan los títulos de créditos, es inevitable imaginarse una adaptación con más riesgo y crudeza para una historia real con tanto potencial.

Conclusión: Podría haber aspirado a más, pero los amantes del cine histórico quedarán deleitados. Saoirse Ronan está colosal y Margot Robbie merece su propia película.

Nota: 6/10