Zerain: el asador vasco en Las Letras

El barrio de Las Letras de Madrid es una de las mejores zonas de la ciudad para pasar un sábado o un domingo. Tienes los sitios más castizos de vermú de grifo para tomar el aperitivo, restaurantes literalmente de todo tipo para la comida -desde vietnamitas hasta mexicanos, pasando por pizzerías-, buenas terrazas para el digestivo de después de la comida, y así sucesivamente hasta llegar a la mejor oferta nocturna con discotecas, karaokes o pubs a buen precio y con todo tipo de ambiente. En definitiva, que sí, que puedes pasarte un día entero sin moverte de Las Letras.

¿Por qué lo sé? Porque es mi plan de sábado o domingo de casi cualquier fin de semana, y el sábado no fue una excepción. Comenzamos el día tomando un buen vermú en la taberna La Dolores, como suele ser lo habitual, y, mientras hacíamos boca con las tapas, debatíamos y pensábamos qué nos apetecía comer. La respuesta fue fácil: chuletón y un buen vino. En ese momento, un amigo nos recomendó una sidrería vasca a la que suele ir con su madre, y la sugerencia fue simplemente perfecta.

Tacos de bacalao rebozados. 20,90 euros la ración.

Hay restaurantes que, nada más entrar por la puerta, sabes si vas a comer bien o no, y Zerain es el perfecto ejemplo de , en cuanto aprecias sus barriles de sidra en las paredes de ladrillo y los manteles blancos, saber que va a ser una experiencia satisfactoria.

En cuanto nos sentamos en la mesa, nos sirvieron una tapa de cortesía de chistorras al vino tinto, así como la ración de pan habitual, lo cual se agradece para llenar el estómago mientras esperas la comida. A la hora de mirar la carta, uno sabe lo que se va a encontrar en este tipo de sitios: una larga lista de entrantes castizos y una buena selección de carnes. Lo que se agradece es que todos los entrantes pueden ir por medias, así salen más baratos y puedes probar más platos, que fue lo que hicimos nosotros, además que las medias raciones traen buena cantidad.

Pimientos de Gernika. 12,95 euros la ración.

El Coolinómetro

Nosotros éramos cuatro personas, por lo que decidimos pedir cuatro entrantes y luego un chuletón a compartir. Los entrantes elegidos, que como os decía fueron medias raciones, fueron los tacos de bacalao rebozados, sin duda el mejor de los cuatro y el imprescindible. En segundo lugar, llegaron las alcachofas (16 euros la ración), blanditas por la cocción y luego con un toque crujiente por su forma en flor claramente marcada en la parrilla, como sugería el regusto que dejaban en la boca. Estaban buenas pero tampoco se pueden destacar de sobremanera, además fue la media ración que menos generosa nos pareció, ya que solo nos trajeron dos unidades.

Continuamos con los pimientos de Gernika, que son unos pimientos de padrón pero denominación de Gernika. Una vez más, buenos pero nada reseñables. Finalmente, finalizamos la ronda de entrantes con unas croquetas de jamón (13,95 euros la ración), que no dejan de ser más que unas croquetas de jamón esperables en una taberna. La conclusión de esta parte es que los entrantes son la excusa para amenizar la espera del plato fuerte, porque, exceptuando los tacos de bacalao rebozados, que de verdad que son una maravilla, el resto tienen el mismo sabor y forma que cualquier otra taberna de Madrid.

Chuletón al peso. 68 euros el kilo.

Y, por fin, llegó el plato fuerte. Un chuletón macerado de 1 kilo y 200 gramos de peso. Una de las mejores carnes que he probado, con un punto perfecto -que si a ti te parece demasiado crudo no hay problema en que te lo pasen más-, con la cantidad justa de grasa y con el perfecto toque de sal.  Si quieres acompañantes para la carne, tienes la opción de pedir patatas fritas (8,95 la ración) o ensalada (8,90 la ración), pero hay que pagarlas aparte, el precio del chuletón tan solo implica el chuletón.

Una vez devorada la carne -que hasta el hueso aprovechamos porque se lo trajimos al perro-, nos aventuramos con un postre típico vasco llamado Pantxineta, hecho con hojaldre, crema y almendras laminadas. Creo que fue lo que menos me ilusionó de toda la comida, pero si te gusta la mezcla de esos tres elementos, seguro que te encantará.

Pantxineta, postre a base de hojaldre, crema y almendras. 7,90 euros.

Como conclusión, Zerain es el tipo de restaurante que esperas que sea, con la oferta de entrantes de toda la vida, con el sabor de toda la vida, y una estética castiza. Eso sí, es el restaurante perfecto para lo que a mí me apetecía ese día: un chuletón y un buen vino. Cuando vuelva antojo de eso, ya sé exactamente dónde ir.

 

Comida y variedad de la carta: 7

Trato del personal: 9

Ambiente: 7,5 (ambiente castizo de esos que parece que la gente se va a encender un puro dentro, pero a mí es que me gusta ese rollo)

Precio: 35-40 euros por persona

 Localización: 8,5

El Coolinario

No hay mayor expresión de amor que la cocina. La carbonara, sin nata y con mucho guanciale.