¿Por qué hay tantas? ¿Para qué sirven? ¿En qué consisten? Respondemos a todos los interrogantes que nunca te atreviste a preguntar sobre las Fashion Weeks en esta guía.
Cualquiera que alguna vez se haya interesado por la moda -incluso si fue a los 15 años- sabe que entender las Fashion Weeks es una locura. Celebrities llevando abrigos en septiembre, modelos que parecen figuras de porcelana y esa chica que un día te dejó los apuntes y ahora tiene un blog de moda hablando sobre la colección Resort. ¿Es que se la han presentado en el Caribe?
Como la mayoría de industrias, la moda también tiene su propio lenguaje y lógica (aunque parezca un auténtico caos). Ya seas un aspirante a trabajar en la moda (¡suerte!) o una persona curiosa, considera este artículo tu Guía de Fashion Weeks con la que descifrar todas las fotos que en unos días inundarán tu feed de Instagram.
¿Qué es la semana de la moda y por qué importa?
Tradicionalmente, ha sido un espacio de tiempo en el que los mejores diseñadores presentan las colecciones de la próxima temporada a las grandes figuras de la industria de la moda a través de desfiles en directo. Su importancia radica en ser un punto de reunión entre inversores y diseñadores.
¿Cuántas hay?
Probablemente haya tantas como idiomas en el mundo. Según las estimaciones de Wikipedia, son más de 300 las Fashion Weeks que se celebran en todo el mundo, lo que teóricamente significa que podrías estar seis años viajando y aun así sólo habrías completado una ronda.
Nota mental: siempre tiene lugar alguna Fashion Week en algún rincón del mundo.
Aquí es donde la jerarquía entra en juego. Cuando hablamos de semanas de la moda, habitualmente nos referimos a las cuatro principales: Nueva York, Londres, Milán y París. Estas ciudades conforman el big four cuya duración es de un mes aproximadamente, también llamado fashion month, en el que marcas de la talla de Burberry o Prada enseñan sus colecciones.
No obstante, también hay otras ciudades que están ganando relevancia mundial a pasos agigantados como la Fashion Week de Copenhaguen o la de Tokyo. Aún así, distan mucho del big four y son básicamente consideradas ensalzamientos de la cultura regional y, en el mejor de los casos, escaparates potenciales para diseñadores emergentes.
¿Qué las diferencia?
A grandes rasgos, nada. Todas las semanas de la moda dan cabida al mismo tipo de eventos; sin embargo, por razones políticas, económicas y sociales, el big four ha conseguido una mayor repercusión. Entre Nueva York, Londres, Milán y París (por orden de celebración), quizá la única diferencia sea el estilo de cada una.
El éxito de Nueva York se debe, en parte, a la cooperación de clásicos como Marc Jacobs o Ralph Lauren con nuevos talentos como Alexander Wang. Este estilo más sobrio y elegante hace que sus prendas sean las más ponibles y gocen de una comercialización más sencilla.
Londres, al ser la menos conocida, se caracteriza por tener la esencia de un niño. Los diseñadores que muestran sus colecciones en la capital británica suelen ser principiantes que se atreven a experimentar con los colores y las formas sin ningún tipo de prejuicio.
En Milán, encontramos una estética estrafalaria digna de las estrellas de Hollywood. Los desfiles de Moschino y Versace, en lugar de desfiles, parecen obras de teatro.
Con todo, París sigue siendo la capital de la moda por excelencia y es allí donde la cúspide (Chanel, Dior, Saint Laurent) presenta sus colecciones.
¿Cuándo se celebran?
Las semanas de la moda se celebran bianualmente, en referencia a sendas temporadas (verano e invierno). Aunque depende de la ciudad organizadora, el big four tiene lugar en febrero y septiembre.
¿Cuántas temporadas hay?
Por si la confusión no fuese ya bastante, aún hay dos mini temporadas más. A las temporadas de primavera/verano y de otoño/invierno se les suma la semana de la alta costura de París, característica por sus precios desorbitados y su clientela de élite, y la temporada pre-otoño o crucero, cuyas colecciones suelen ser más comerciales.
¿Qué temporada se presenta y cuándo?
A la moda le encanta ir por delante, por eso, las Fashion Weeks se celebran meses antes de que las colecciones lleguen a las tiendas. De enero a abril, los diseñadores presentan las colecciones de otoño/invierno mientras que ente septiembre y. noviembre presentan las de primavera/verano.
Así, en las semana de la moda de el próximo septiembre, se expondrán las colecciones primavera/verano 2020. De este modo, la prensa y los clientes pueden evaluar los diseños y los empresarios disponen del tiempo suficiente para manufacturar y distribuir los productos tranquilamente.
¿Quiénes van a los desfiles?
Editores, periodistas, celebrities, influencers y conocidos de la marca. Eso sí, dado que los desfiles son privados, sólo se puede acceder con invitación. Y en el remoto caso de que te inviten, no esperes sentarte en el front row (la primera fila). Para el resto de mortales, verlos en directo desde casa es una opción.
¿Por qué ellos?
Básicamente por publicidad. Las estrellas van para sentarse en el front row y promocionar la marca, ya sea por dinero o por amistad con el diseñador. Los periodistas identifican las tendencias de la próxima temporada y seleccionan las marcas que aparecerán en la próxima edición.
¿Qué ocurre en un desfile?
Los invitados llegan, toman asiento y esperan a que la música empieza a sonar. Entonces, las modelos empiezan a salir y los fotógrafos inundan la sala de flashes. Habitualmente, se presentan alrededor de 40 looks en menos de veinte minutos.
Nota: los espectáculos siempre empiezan tarde.
¿Por qué esa ropa?
¿Quién lleva eso? Es lo primero que se nos viene a la cabeza al examinar la extravagancia de los productos. Precisamente esa es la intención de los diseñadores: llamar la atención y llevar al extremo el concepto de la colección. No obstante, las versiones a la venta suelen ser diferentes a lo visto en pasarela.
¿Qué diseñadores pueden participar?
Cualquier diseñador que pueda costearse el desfile. Sin embargo, dado que suelen ser unos precios elevados, las marcas buscan inversores que financien el escenario, el maquillaje, las modelos, el decorado, la ilumInación y demás aspectos de producción. Por ello, varias semanas de la moda, véase la MBFWM, cuentan con la participación del conglomerado IMG que cubre gastos más universales, como la seguridad o el lugar.
¿Dónde presenta cada diseñador?
Donde ellos quieren. Aunque la mayoría de marcas escogen su ubicación según su país de fundación, otras lo hacen en función de sus intereses económicos y políticos. Así, por ejemplo, Stella McCartney, que es británica, y Balenciaga, fundada en España. presentan sus colecciones en París.
¿Cómo están cambiando?
Con el auge de las redes sociales y la conscious fashion (compromiso con el medioambiente), los diseñadores de las Fashion Weeks buscan formas de renovarse. Mientras algunos simplemente cambian la fecha de sus desfiles para que los productos estén a la venta al finalizar la presentación, otros toman decisiones más radicales como la suspensión de la Fashion Week de Estocolmo en busca de alternativas más sostenibles.
¿De verdad son importantes las Fashion Weeks?
No a todo el mundo le gusta la moda -ni tiene por qué gustarle- pero todos nos vestimos de algún modo u otro. Normalmente, nuestro primer recurso son las grandes cadenas low-cost como Zara o H&M cuya inspiración bebe directamente de las pasarelas. En otras palabras, los desfiles de las semanas de la moda tienen una gran influencia en cómo nos vestimos.
Desgraciadamente, no es ninguna sorpresa que los empresarios buscan maximizar beneficios por lo que no invierten en I+D, sino que son los propios diseñadores quiénes lo hacen para luego mostrar resultados transgresores en la pasarela. Inmediatamente, estas marcas copian algunas de sus técnicas y las neutralizan para llegar al cliente medio.
Así mismo, la pasarela todavía es una fuente de inspiración para las influencers, un valioso códice para los periodistas y un punto de encuentro entre modelos y fotógrafos. De ahí el problema de que todas las modelos sean blancas y delgadas, pues es en la pasarela donde el estándar de belleza toma forma.
Muy interesante! Seria posible contactar con Inés?