Aquaman: ¿el salvador del Universo DC?

Está causando furor allá por donde pasa, dividiendo a varios críticos, unificando a otros, emocionando a muchos fans y despertando la curiosidad en aquellas personas que aún no han visto la película. Es curioso: si me hubieran dicho hace años que Aquaman sería una de las películas más esperadas de la temporada, me habría extrañado. Si, además, me hubiesen comentado que se está convirtiendo en uno de los personajes de la cultura pop más ascendentes del momento, me habría reído porque hace tiempo esto era completamente inverosímil.

El efecto Jason Momoa, supongo.

El personaje le ha venido como anillo al dedo y ha conseguido convertirle en exactamente lo que necesitaba para atraer a todo tipo de espectadores a las salas de cine. Su arrolladora presencia y su carácter socarrón en Liga de la justicia (posiblemente de las pocas cosas salvables que tiene esta película) dieron un poco de esperanza tras el descalabro de la reunión de iconos de DC Comics. Al fin y al cabo, con el Aquaman de Momoa, la Wonder Woman de Gal Gadot y, posiblemente, el Flash de Ezra Miller podría haber alguna salvación para el universo cinematográfico de DC.

¿Y cómo se ha llegado hasta aquí?

Malos comienzos: Superman Returns y Green Lantern

En el año 2006 se estrenó Batman Begins, el comienzo de la afamada trilogía del Batman de Nolan, al mismo tiempo que Superman Returns, que fue una intentona para recuperar el Superman ochentero de Christopher Reeve, pero ubicado en la actualidad. Con esto ya se podría haber plantado la semilla de un universo cinematográfico para DC Comics, pero la realidad fue que el Batman de Nolan triunfó en su propia narrativa y universo y que el Superman de Bryan Singer no fue del todo bien recibido. Warner Bros apostó fuerte por el Hombre Murciélago y puso a Clark Kent a dormitar durante un tiempo…

Años después, y con la perspectiva del final de la trilogía de Batman, decidieron reactivar la idea del universo cinematográfico. Al fin y al cabo, en el mismo año 2008 se estrenó la aclamadísima El caballero oscuro junto con lo que sería el comienzo del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM): Iron Man. Si bien la primera fue un hito mucho más trascendental en la historia del cine y las adaptaciones de cómics, el Hombre de Hierro de Robert Downey Jr. fue la primera piedra de una franquicia que ya amenazaba con ser indestructible en cuanto anunció Capitán América: El primer vengador, quinta película del UCM que ya anticipaba la exitosa reunión de Los Vengadores.

Ante esto, Warner Bros sacó adelante Green Lantern con Ryan Reynolds para poner la primera pieza de su propio universo… Pero el resultado fue un verdadero batacazo que puso al querido personaje en cuarentena hasta nuevo aviso. Por lo menos, Ryan Reynolds pudo resarcirse años después con su genial Deadpool. Una pena por los Lanterns, sus geniales historias merecían algo mejor.

De El caballero oscuro a El hombre de acero

La trilogía del Batman de Nolan terminó y Christian Bale colgó la capa… Un año antes del estreno de El hombre de acero. Para el segundo intento de Warner Bros con Superman se escogió a Henry Cavill para interpretar al famoso icono superheroico y se situó al propio Christopher Nolan a cargo de producir y escribir la historia, a David S. Goyer a escribir el guión y a Zack Snyder, director de la adaptación de Watchmen, a cargo de la dirección de esta película.

La situación con El hombre de acero resultó un choque de trenes. Si bien el actor elegido como protagonista era el mejor candidato posible y la cinematografía y acción de la película eran brutalmente espectaculares, muchos fans y espectadores no vieron en el personaje representado en pantalla a un Superman digno de llamarse así. La historia era fría, estaba algo vacía de color y, aunque la acción fuera de primera calidad, el conflicto y el choque de valores fueron considerados como poco emocionantes. Una película divisoria, como mínimo, a causa del tono de su narración.

El cisma de Batman v Superman: El amanecer de la justicia

Esta división se agravó incluso más cuando, con tan solo una película a sus espaldas, se decidió salir adelante con la producción de un choque entre un nuevo Batman interpretado por Ben Affleck contra el Superman de Henry Cavill. Esta producción estuvo constantemente rodeada de polémica por sus decisiones de casting (tanto el Batman de Affleck como el Lex Luthor de Jesse Eisenberg fueron fuertemente cuestionados) como por la prisa que habían forzado a la historia, que había derivado en una saturación de tramas. La necesidad de alcanzar a Marvel Studios, que ya iban por su segunda película de Los Vengadores, se notaba mucho.

Cuando se estrenó Batman v Superman, la crítica y los fans también chocaron. Algunos alabaron su película por lo mismo que por El hombre de acero: espectacularidad, momentos icónicos y por decisiones como el Batman de Affleck (sorprendentemente). Otros no la veían funcionar por la oscuridad, estructura y contenido, y veían peligrar la estabilidad de una futura película de Liga de la justicia. Otras personas valoraron ciertos elementos de la película, pero consideraron que era muy mejorable en su entramado y, especialmente, en su definición de personajes. Batffleck molaba, Cavill era bueno y la Wonder Woman de Gal Gadot entró con fuerza, pero las motivaciones y el desarrollo de cada personaje no parecían bien construidas para una historia así.

La catástrofe de Escuadrón Suicida

No fue tan divisoria, más bien fue muy mal recibida por parte de una enorme cantidad de fans. Hubo muchas cosas que no funcionaron, si bien en taquilla no fue tan mal y su banda sonora era lo único mínimamente salvable. La caracterización narrativa de su equipo (salvando el Deadshot de Will Smith) fue inexistente, el primer acto tenía uno de los peores ritmos vistos para un blockbuster (una presentación de personajes de casi 40 minutos de duración y exposición), la villana no tenía sentido para un equipo tan callejero (para meter a Enchantress ya les valía haber continuado con el proyecto de Liga de la justicia oscura de Guillermo del Toro) y la nula complicidad y frescura de la historia eclipsaba todas las posibilidades que podría haber tenido.

Lo más frustrante fue eso: posibilidades. La posibilidad de haber conectado mucho mejor con el universo narrativo que trataba de construirse en DC, la posibilidad de haber hecho una película verdaderamente adulta (y aventajar así a Marvel, antes de que Fox estrenase Logan), la posibilidad de haberse centrado en la historia aconteciendo en pantalla sin recurrir a multitud de flashbacks, la posibilidad de haber convertido al Joker en el verdadero antagonista y dignificar el trabajo de Jared Leto en lugar de lo que realmente mostró… Muchas posibilidades, todas sin aprovechar.

Retorno a la esperanza con Wonder Woman

Y, de repente, se hizo la luz. Sí, es muy probable que en la época del #MeToo y el empoderamiento femenino, racial y LGBTQUI como bandera de Hollywood esta película fuera destinada a convertirse en otro estandarte, pero la realidad es que Patty Jenkins firmó la primera película mínimamente buena (por consenso general) de DC desde la saga del Batman de Nolan. Gal Gadot repetía papel en una historia ambientada en el pasado, en una ejecución algo similar a la primera película del Capitán América de Marvel, y lograba asentar un legado con contundencia.

Obviando los fallos que tiene (especialmente en su tercer acto) y en la simplicidad que radicaba su propuesta de historia de origen, Wonder Woman tuvo un éxito extendido en crítica y taquilla, fans y espectadores quedaron medianamente satisfechos con la película, que tuvo el hito de ser la primera película con superheroína femenina protagonista que tuvo éxito y acogida calurosa (descontamos de aquí ejemplos como Elektra o Catwoman por obvias razones). Diana de Temiscira se asentó como un icono, y Gal Gadot se ganó un merecido reconocimiento por su trabajo.

La caída en picado con Liga de la justicia

Y llegó el desastre definitivo. Repitiendo por tercera vez como director (tras El hombre de acero y Batman v Superman), Zack Snyder confeccionó una reunión superheroica que ya venía agotada después de varios años de fiebre del género, dos películas de Los Vengadores (tres, si contamos Capitán América: Civil War) y antecedentes muy poco sólidos (salvando Wonder Woman).

La producción, lastrada por unos personajes que no terminaban de definirse en el guion adecuadamente pese a sus buenos intérpretes (y otros como Wonder Woman, que deshacían su progreso en películas anteriores), problemas de todo tipo (como el infame bigote más costoso del mundo de Henry Cavill) y la tragedia familiar que golpeó al director obligándole a abandonar la película para entregar el testigo a Joss Whedon (director de Los Vengadores y Vengadores: La era de Ultrón) se sumaron a un guion atroz, una historia vacía de espíritu y una recaudación paupérrima en taquilla. Esto catapultó rumores cada vez más asentados sobre la salida de Henry Cavill y Ben Affleck, supuestas puntas de lanza del equipo, del universo DC, y un doloroso hiato para la franquicia. Todo parecía el fin.

‘Aquaman’, o el renacer milagroso

Y, cuando todo parecía perdido, ha sido nada más y nada menos que Aquaman el que parece que va a salvar el cotarro. Aquaman, que hasta hace pocos años era el hazmerreír de algunos pseudo-frikis y de varios fans casuales por igual, que era considerado un héroe algo venido a menos y que, tras su sorprendente encarnación física en Jason Momoa, tuvo su par de momentos buenos en Liga de la justicia, pero poco más. Aquaman parece resultar uno de los verdaderos héroes y salvadores del universo DC en el cine, siendo la otra Wonder Woman.

Con una taquilla cada vez más grande y apreciaciones más positivas de público y crítica, Aquaman desembarca en los cines con una estética submarina colorida y exótica, como si Atlantis fuera una Wakanda sumergida en los océanos. La caracterización parece más fiel y fresca que nunca, el CGI, si bien algo extremo, puede capturar una acción única en el fondo de los mares y Jason Momoa luce inmenso (literal y figuradamente) en un blockbuster que podría insuflar la vida que le faltaba a esta franquicia junto con los títulos que están por llegar. Ahora habría que verla para comprobarlo.

El futuro del universo DC

El año que viene se estrenará Shazam!, la historia de un joven que consigue el poder de transformarse en un superhéroe con múltiples poderes (una suerte de Big superheroico, para aquellos no avezados en cómics), así como Wonder Woman 1984, la secuela de la famosa amazona que se ambientará en el año presente en su título e incorpora a Kristen Wiig como Cheetah. Ambas películas parecen salir del ambiente más ominoso y oscuro de la era Snyder para acceder a la esencia de sus personajes y crear nuevas propuestas que puedan restablecer su quebrado universo narrativo.

Más allá de estos últimos dos títulos, Margot Robbie confirmó que regresaría como Harley Quinn en Birds of Prey (And The Fantabulous Emancipation of one Harley Quinn) en uno de los títulos más descacharrantes para desarrollar a la antiheroína y a sus compañeras en una cruzada contra un criminal de altos vuelos. Siendo esta la última confirmación, también está la película de The Batman (que tendría a Ben Affleck de protagonista) en pausa a causa de lo sucedido con Liga de la justicia y con rumores acerca de su salida del universo cinematográfico. Se ha hablado de una película con el Joker de Jared Leto incluida en este universo, además de la película ya rodada confirmada como independiente y separada de todas historias con Joaquin Phoenix interpretando al famoso payaso psicópata.

Otros títulos como Batgirl, Nightwing, Plastic Man, Supergirl y la secuela de Escuadrón Suicida parecen resonar. Sin embargo, la hoja de ruta de DC pareció truncarse por sus dificultoso comienzos, llegando a poner también en pausa las películas de Flash, Cyborg, Green Lantern Corps y la segunda parte de Liga de la justicia. ¿Lograrán Aquaman y, más tarde, Shazam! y Wonder Woman 1984 salvar el universo DC? Solo podemos esperar para ver de qué son capaces.

Aquaman ya está en cines.

Javi Marrero

Redactor de Cine y Series

Soy friki desde antes de que se pusiera de moda.