Las leyendas nunca mueren y no precisamente se necesita morir jóven para ser recordado, por mucho que insista Lady Gaga.
Prueba de ello es la figura de la Princesa de Gales, la Duquesa de Cornualles, Lady Di o simplemente Diana Spencer. Su personalidad -o personaje- continúa fascinando tanto a las masas como a la élite veinte años después de su muerte. Al poco de ser catapultada a la fama por su matrimonio, con el heredero al trono inglés, se convirtió en un ícono del romanticismo, la rebeldía y la moda por mérito propio, sin subordinarse a la sombra de su marido.
Así pues, Tory Burch, una de las diseñadores más grandes de la NYFW ha decidido inspirarse en Lady Di para su última colección. Al pensar en ella, automáticamente nos vienen a la mente la americana ochentera y los vaqueros desteñidos que, sin lugar a dudas, representaban un desafío al clasicismo que caracterizaba su posición social. Sin embargo, Tory Burch no pretende emular los estilismos de Lady Di sinó tomarla como musa y redefinir su espíritu en la nueva colección como suele hacer con sus referencias.
El desfile
La supermodelo Natalia Vodianova, que había desaparecido del mapa en las últimas temporadas, fue la encargada de abrir el desfile, celebrado en el museo de Brooklyn, combinando un top lencero blanco bohemio y una falda larga de seda confeccionada a partir de pañuelos bordados con unas zapatillas informales. En el front row, Anna Wintour llevó un vestido de estmapados florarles en tonos verdes y lavanda, dos colores que están ganando terreno frente al millenial pink.
La colección fue una celebración del romanticismo primaveral y la feminidad en todas sus formas que la diseñadora hizo tangible. Lo hizo a través de vestidos ligeros e idealistas con bordados florales y mangas abullonadas que evocaban la década de los ochenta. Así mismo, más alla de una paleta de ensueño y de siluetas dramáticas, Tory Burch creó un mundo paralelo lleno de excentricidades como lentejuelas, volantes, cuellos altos y pantalones anchos que parecían fuerte reminiscencia de Lady Di.
«No tenía miedo y era alguien a quien todos podíamos admirar.»
Y esa es la esencia en que radica el éxito de la marca. Sus diseños aspiracionales pero alcanzables logran llegar a una gran cantidad de público, tanto a madres trabajadoras como a chicas inocentes. Aquí también influye el profundo conocimiento de Tory Burch sobre el arte, siendo capaz de usar una amplia gama de textiles, estampados, figuras y patrones sin convertir la pasarela en un circo.
