‘Venom’ me parece mejor que ‘Ha nacido una estrella’

Podría asegurarme de ahorrarme spoilers para quienes lean esto y simplemente decir que, entre ambas películas, me parece que funciona mejor Venom. Fin.

Ahora en serio, no haré spoilers del argumento, pero si alguien es muy susceptible a la influencia de una valoración argumentada, igual debería dejar de leer.

En primer lugar, no digo que alguna de las películas mencionadas sea algo notable o algo más que un ejercicio pasable. El debut de Bradley Cooper como director que tiene a todo el mundo hablando de lo buena actriz que es Lady Gaga (algo que comparto) me resulta una obra bastante regulera. Por su parte, la película en solitario del icónico simbionte con Tom Hardy como punto fuerte resulta entretenida, pero termina quedándose a medio gas teniendo en cuenta su gran potencial.

Entonces, ¿cómo juzgo que una película es “mejor” que otra? Más aun sabiendo que Ha nacido una estrella pertenece a un género cinematográfico completamente distinto al de la película en solitario del antihéroe de Marvel, no deberían ser ni siquiera comparables, ¿verdad? Pues no es así. Creo firmemente que todas las películas pueden compararse, incluso dos títulos tan distintos, cuando se tiene en cuenta su propuesta narrativa y el éxito con el que la ejecuta a lo largo del metraje.

Así de sencillo.

Es por esta perspectiva que podríamos considerar Pacific Rim como una película más completa que Escuadrón Suicida: donde una promete algo muy concreto (aliens, robots y hostias espectaculares) y cumple sobradamente, la otra toma todo su potencial (una historia que se centre en la realidad política y militar de un mundo donde existen personas con poderes, adentrándose en terrenos oscuros de thriller, espionaje y suspense) y lo tira por la borda. ¿Es alguna de ellas una obra maestra? No. ¿Es una satisfactoria y la otra un pastiche doloroso? Lamentablemente, sí.

No es el mismo caso con Venom y Ha nacido una estrella, pero sí es una manera con la que me gustaría empezar a argumentar por qué me ha parecido más satisfactoria la primera, con todos sus fallos, que la segunda, con todos sus aciertos (me gusta más el Shallow de Gaga y Cooper que el tema de Eminem para Venom). Me he propuesto defender mi punto de vista (que, aunque sea personal, considero que se apoya en una argumentación lógica) a través de tres puntos.

Venom es divertida

¿Es Venom una película tan mala? No.

¿Es Venom una buena película? Tampoco. Al menos, no es ni la mitad de buena de lo que podría ser. Y sin embargo, es muy entretenida. Y yo valoro mi tiempo en el cine.

Se podrá escribir mucho sobre el ritmo de algunos segmentos de Venom, o sobre lo poca consistencia de su argumento de fondo, su extraña mezcla de géneros y de líneas narrativas. Pese a ello, retuvo mi atención: es una película que me divirtió, mientras que Ha nacido una estrella me aburrió soberanamente.

Esto no quiere decir que Venom sea un parque de atracciones maravilloso en el que el ritmo no flojea en ningún momento, pero tampoco es el (en mi opinión) festival soporífero que despliega Ha nacido una estrella en su segundo acto. La película de Marvel arranca con fuerza, vuelve atractivo a su dúo protagonista y, pese a un tercer acto algo estrepitoso, hizo que abandonase el cine con una sonrisa en la cara porque se me había pasado el tiempo con relativa facilidad.

La película de Bradley Cooper y Lady Gaga tiene un grave problema: son más de dos horas de película en las que siento que valen la pena únicamente los primeros veinte minutos y los últimos diez. En medio hay escenas que conectan entre sí de una forma muy indefinida y con un arco dramático pobremente definido: se habla de alcoholismo, pero no se profundiza más allá de los efectos colaterales; se toca el éxito en la industria musical, pero no se refleja realmente el duro camino que hay detrás; se palpa una dimensión de familia y sociedad, pero se queda en frivolidad.

¡Y es una pena!

Es una pena, porque cada uno de estos elementos tiene más que suficiente como para construir una película potente. Pero, cuando intentas hacer malabares con dos protagonistas, es un riesgo que se suele tomar. Al final ni el ascenso al estrellato de ella ni el descenso a los infiernos de él son capaces de generarme empatía. ¿Por qué? Porque entre ambos protagonistas existe una dinámica pasiva, mientras que en Venom existe una dinámica de personajes activa. Hablando de ello…

Los protagonistas de Ha nacido una estrella no generan empatía

A pesar de resultar un poco facilona, Venom consigue algo que considero que vale mucho: el dúo Eddie Brock-Venom funciona, y funciona bien. No esperaba reírme y pasármelo tan bien con la dinámica entre hombre y simbionte en pantalla, y menos aún esperaba ver una película planteada con tanto ritmo gracias, principalmente, a este hecho. Si bien me parece que es algo fallida al desarrollar su conflicto o definir su tono, logra plantear un (doble) personaje protagonista que resulta atractivo y divertido.

No me sucede esto con Ha nacido una estrella, en el que no empatizo ni con el sueño hecho realidad de Ally (Lady Gaga) ni con el profundo drama de Jackson (Bradley Cooper). Para ella, el triunfo no deja de ser un cúmulo de casualidades y de talento entre bambalinas (sin que veamos esfuerzo de fondo con el que podríamos conectar), y la historia de él es tratada con una constante banalidad a la hora de tratar unos problemas que deberían resultar cercanos y comprensibles con un guion mejor.

Todo regresa al mismo origen: el dúo de Eddie Brock (Tom Hardy) y el simbionte en Venom tiene una sinergia activa. Por su parte, el dúo Ally-Jackson en Ha nacido una estrella fundamenta su relación en la absoluta pasividad. En el mismo tráiler de Venom se muestra cómo Eddie Brock lucha contra los impulsos del simbionte, y cómo toma la decisión de meterse en el fregado que cataliza el conflicto: Eddie toma decisiones, lucha contra el monstruo de su interior y eso genera discusiones descacharrantes y situaciones que generan un mínimo de empatía.

Por el contrario, la heroína de Ha nacido una estrella está constantemente dejándose llevar por su compañero: dónde ir, qué hacer, cuándo cantar… Todo viene dictado, ninguna decisión que toma es real ya que no se plantea alternativa en ningún momento. Al final, la batuta de su personaje y de todos los eventos de la película está en manos de un hombre cuyo actor (casualmente) es también el director de la película. Por esta razón no se conecta con los personajes ni hay cercanía con sus triunfos y pérdidas (descontando esos últimos diez minutos, que irremediablemente mejoran todo lo visto).

Ha nacido una estrella aspira a más, pero aprovecha menos que Venom

Opino que se nota (mucho) que intentaron abarcar demasiadas cosas con Venom. Se concibió como película homenaje a la época noventera del personaje con una invasión alienígena como telón de fondo, pero al mismo tiempo se planteó como la historia de un brutal antihéroe cercana a una buddy movie callejera con toques de humor negro y caníbal. Y, a la vez, se lanzó también como propuesta cercana al terror con pasajes que funcionarían mucho mejor para un público mayor de dieciocho años.

Venom intenta ser varias películas la vez, tal y como se ha planteado.

Todo lo anterior me lleva a pensar que Venom habría sido un gran blockbuster si hubiese elegido un camino hasta el final: o comedia ácida de dos personajes que deben aprender a llevarse bien de una forma u otra (siguiendo una estela magníficamente preparada por Deadpool, dicho sea de paso) o sorprender con una propuesta de acción adulta, oscura y despiadada que habría hecho que la llamásemos la John Wick del Universo Marvel. Al final, se conforma con aspirar a menos, tomar un poco de todas sus posibilidades y crear un potaje extraño del cual surge, por lo menos, un protagonista divertido.

Venom renuncia y se conforma, salvándose por los pelos de ser un desastre. Por el contrario, Ha nacido una estrella tiene todos los ingredientes y pretensiones para ser considerada el romance musical del año: canciones originales, un actor-director de potencia internacional, una de las mayores estrellas del pop de la historia luciéndose como actriz ante el mundo, un drama sobre el mundo del espectáculo que haría las delicias de todos los críticos y académicos…

Y al final, todo se reduce a un cuento repetitivo: el inevitable (y esperable) éxito de ella sin esfuerzo mayor que aprender a cantar ante un micrófono de estudio o aprender una coreografía y la historia de él planteada, trágica e injustamente, como una simple piedra en el camino. En el primer punto exponía que me parecía una película tediosa, pero esto se vuelve especialmente frustrante cuando detrás de la misma está todo lo necesario para construir un buen drama y, en lugar de aprovechar escenas para ello, se pierde el tiempo de forma descarada. Minutos, minutos y más minutos dedicadas a escenas en las que el único avance (pasivo, una vez más) es redirigir la historia a un destino esperable que decide el personaje de Bradley Cooper. Hasta el mismo final.

Y estas son, en suma, las tres razones principales por las que pienso que Venom es más efectiva que Ha nacido una estrella, a pesar de que me parezca que ninguna supera el mero pasable. ¿Estás en desacuerdo? ¿Consideras el debut de Lady Gaga en la pantalla grande como una de las grandes apuestas del año? ¿Crees que Venom es un cagarro infumable, o que es un peliculón? ¿Crees que ambas son horrendas, o que ambas son geniales? En cualquiera de los casos, no dudes en dejar tu comentario y en arrojar luz con tu punto de vista. Estaré aquí, cocinando mi próximo artículo.

Javi Marrero

Redactor de Cine y Series

Soy friki desde antes de que se pusiera de moda.