PABLO MAQUEDA: «lo que yo he vivido en mi piel, eso ya no me lo quita nadie»

Pablo Maqueda nos habla de su documental más íntimo y personal: Dear Werner (Walking on cinema). En cines a partir del 20 de noviembre.

En 1974 Werner Herzog caminó por Alemania y Francia en un acto de fe para evitar la muerte de su mentora Lotte Eisner. En 2020, el joven director Pablo Maqueda sigue sus pasos en un acto de amor hacia uno de los mejores cineastas de nuestro tiempo. Un viaje a través de pueblos, naturaleza, soledad y frío en busca del significado de la creación.

“Canalicé la frustración en creación”

¿Cómo nació Dear Werner (Walking on Cinema)?

El proyecto nace de la frustración de los largos procesos de financiación para hacer cine en España. Es el sistema que es y entiendo que a veces sea necesario, pero a nivel emocional es agotador y extenuante. Tienes que estar preparado física y emocionalmente para recibir tantos golpes. Cuando se cerró una puerta importante para uno de mis siguientes proyectos me dije que nadie más me iba a dar permiso para sacar adelante esta película. Canalicé la frustración en creación, con una actitud muy positiva. Tomé el libro de Herzog como una guía, no solo de viaje sino de inspiración vital y me lancé.

“Todos me dijeron que estaba loco”

¿Cómo reaccionaron tus seres queridos al enterarse de que habías decidido ir solo y a pie desde Münich hasta París para documentarlo?

La verdad es que se lo conté a muy poquita gente, porque parte de este proceso era hacerlo en secreto. A mi como cineasta es algo que me encanta, rodar películas en secreto y trabajar en la intimidad más absoluta. Entonces solo se lo conté a mi familia y a unos amigos muy cercanos. Todos me dijeron que estaba loco y mi respuesta fue “es que estoy siguiendo a un loco”. Afortunadamente luego todos me apoyaron.

¿Cuál ha sido la dificultad más grande que has tenido que afrontar?

La dificultad más grande ha sido el enfrentarme a la dirección de fotografía. Porque yo soy director y en cualquier rodaje tengo a mi lado a un equipo de cámara al servicio de mi idea, pero en este caso estaba en la más absoluta de las soledades. Y mi mayor miedo era no poder captar lo que mis ojos estaban sintiendo de una forma fiel. Aprender el lenguaje de las ópticas ha sido mi mayor reto.

¿Cuál es el recuerdo más emocionante y por lo contrario el más duro de este recorrido?

El momento más espectacular que yo viví fue encontrarme una cascada de 30 metros de altitud en medio de la selva negra alemana. Fue casi como una epifanía, como las que el propio Herzog marca en su cine. Pararme a reflexionar cómo filmarla es uno de los instantes que me llevo para mi para siempre, como grabar dentro de una cueva de 20 metros de profundidad rodeado de murciélagos o cruzarme con animales salvajes en el camino.

Y el más duro fue a nivel físico, cuando caminé 70km en un día, 16 horas seguidas. Hasta que tenía los músculos totalmente agarrotados y las plantas de los pies llenas de ampollas. Lo hice además por el simple placer de hacerlo. Porque Herzog lo hizo y yo quería llevar esa experiencia en mi propio cuerpo.

¿Cómo has soportado la soledad tanto tiempo?

Justo el cine es el medio que me ha enseñado a disfrutar de la soledad. Soledad elegida. La gan mayoría de las veces que voy a una sala de cine lo hago solo, porque me encanta el rito de perderme a mi mismo dentro de la pantalla.
Hace unos años viajé alrededor del mundo para grabar planos secuencia de mujeres en mi homenaje a la mujer del siglo XXI, All the women. Y el hecho de estar solo montando un trípode rodeado de naturaleza o de miles de personas desconocidas a mi personalmente es algo que me hace feliz.

“Lo único que importa es seguir caminando”

La cinta está llena reflexiones sobre el cine, los cineastas y el proceso de creación. ¿Cuál es el mensaje más potente para ti?

Pues mira, me lo he tatuado (enseñando la tinta en su brazo izquierdo). Y es que no es importante ir el primero ni el último en un camino, lo único que importa es seguir caminando.

Siempre se habla de la figura del director de cine en clave de éxito, de premios, de alfombras rojas, de grandes presupuestos. Pero en mi caso siempre ha estado ahí más cercana la conciencia de clase obrera y el considerar el cine como un trabajo más. El homenaje al esfuerzo era una de las cosas importantes de este proyecto. Que se vea al cineasta fracasado, caminando, intentando sacar adelante la película sin saber si lo conseguirá o no.

Pablo Maqueda

¿Cómo reaccionó Werner Herzog al conocer este proyecto?

Una de las cosas que más me emocionaron es que cuando vio la película me dijo que mi espíritu de joven cineasta serio le recordaba a él cuando hizo Nosferatu homenajeando a Murnau. Se me ponen los pelos de punta. Werner ha cuidado mucho esta película, nos ha dado todo sin pedir nada a cambio y ha narrado fragmentos del libro. Cuando yo le escribí esta carta era como quien escribe una oración a un Dios. No pensaba que iba a llegar nunca a un destinatario. Fue Haizea la que propuso hacérselo llegar e involucrarlo.

“Hacer cine por el placer de hacerlo”

¿Te imaginabas que ibas a estar aquí en el Festival de Sevilla o que Dear Werner iba a ser seleccionada en el Festival de Turín?

Para nada. Eso ha sido lo más bonito de este proceso. La idea de hacer cine por el placer de hacerlo. No por estar aquí hoy en un festival, estrenarla ahora en cines o llegar al mayor público posible. No. Si cuando la montara no estaba contento con el resultado, la iba a guardar en un cajón. Pero lo que yo he vivido en mi piel, eso ya no me lo quita nadie.

“No concibo la vida sin cine”

Pablo Maqueda

En pocas palabras, ¿qué es el cine para Pablo Maqueda?

Para mi el cine lo es todo. No concibo la vida sin cine. Hay referentes en mi vida que son casi como padres. Pedro Almodóvar, Nanni Moretti, Michael Haneke, Woody Allen, Agnès Varda. Ellos siempre van a estar a mi lado. Veo el cine como una necesidad vital.

CAMINARÉ POR TI Y POR EL AMOR AL CINE

Dear Werner está dedicada a Haizea. ¿Qué significa ella para ti?

Haizea es más que mi productora, es mi pareja. Y más que mi pareja es mi ángel de la guarda. Es la que está ahí siempre cuando lo he necesitado, cada vez que recibo golpes en lo laboral y en lo personal.
Nos solemos centrar en la obra, en la meta, pero no en todas esas personas que están ayudando a nivel sentimental a que esa creación salga adelante. Y yo a medida que iba caminando, me iba dando cuenta de que Haizea es mi Lotte Eisner particular.

Laura Botta

EDITORA Y REDACTORA

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